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Plan de Saneamiento Atmosférico para reducir la contaminación

Con la llegada de los primeros meses fríos, casi con una puntualidad ritual, acaba por aparecer la ya cíclica y temida visita de la densa nube de humo negruzco capaz de distorsionar la vida cotidiana de los madrileños, hasta el punto de que son muchos los que sufren dificultades respiratorias y otros ven notablemente agravadas sus enfermedades por los efectos del aire contaminado. Sin embargo, las previsiones para este año son mínimamente esperanzadoras a la vista del Plan de Saneamiento Atmosférico (PSA), que podría entrar en vigor en los primeros días de noviembre si, tal como está previsto, es aprobado por la junta de gobierno municipal la semana próxima.

Las medidas que se aplicarán, a partir de esa fecha van a repercutir de manera especial sobre los usuarios del automóvil y sobre las calefacciones, ya que los estudios previos realizados por especialistas en la materia han determinado que estos dos sectores son los causantes fundamentales de la contaminación ambiental. El plan de actuación se efectuará en siete años y está dividido en tres fases. La primera de ellas se ejecutará durante lo que queda de este año y el próximo.De esta forma, desde primeros del próximo mes hasta el 31 de enero, la zona de la ORA (Operación de Regulación de Aparcamiento) se ampliará a todo el área declarada de atmósfera contaminada y que abarca todo el interior del recinto delimitado por el tercer cinturón de ronda, conocido popularmente por la M-30. El plan señala que se crearán nuevas líneas de autobuses municipales y que se modificará algún recorrido, aunque no especifica cuál será el trayecto de las nuevas líneas ni en qué consistirán las modificaciones. Controles especiales en los carriles-bus y un nuevo horario para la carga y descarga completarán las medidas sobre el tráfico.

Control del combustible de las calefacciones

Otra de las fuentes de contaminación ambiental, las calefacciones, será objeto de una serie de medidas en el área contaminada. En concreto, se exigirá el uso de carbón cuyo contenido de azufre será férreamente controlado. Según se establece en el plan, los almacenistas serán los responsables de la calidad de los carbones que distribuyan para uso doméstico, comercial o industrial. Los componentes de este carbón deberán ser exigidos por los almacenistas a los suministradores. A su vez, los consumidores deben exigir un certificado de garantía y calidad, ya que aquellos que no dispongan de este certificado serán considerados responsables directos del incumplimiento de esta medida. Tanto los funcionarios del Ayuntamiento como los de la Delegación Provincial del Ministerio de Industria podrán requerir a los usuarios muestras del carbón utilizado.El transporte público (autobuses, taxis, camiones o furgonetas de reparto) se verá afectado por cuanto, de forma paulatina, en un plazo de siete años, deberán ser adaptados para el uso de combustibles gaseosos. La flota de 1.300 autobuses de la Empresa Municipal de Transportes será transformada a lo largo de las tres fases del plan. En esta primera etapa, un total de cincuenta autobuses serán reconvertidos y serán preferentemente todos aquellos que discurren por el eje formado entre las plazas de Castilla y de Legazpi. Esta medida, solicitada por los técnicos de medio ambiente desde hace tiempo, ha chocado en diferentes ocasiones con los criterios de los responsables de Circulación y Transportes, quienes no consideran viable la operación por el alto coste que representa. De todas formas, la aprobación del PSA puede poner punto final al debate en beneficio de la limpieza atmosférica y la salud de los madrileños.

Respecto a los índices de calidad del aire, el plan no disminuye los topes actuales (sensiblemente superiores a los de los países de la Comunidad Económica Europea), aunque sus redactores hablan de la conveniencia de equipararlos a los de la CEE. Los niveles permisibles están fijados en 250 microgramos por metro cúbico de anhídrido sulfuroso (SO2) para un período de tiempo de veinticuatro horas, 150 microgramos de partículas en suspensión y doce de monóxido de carbono (CO). La emergencia se alcanza con cuatrocientos microgramos de SO2 y trescientos de partículas en suspensión. La reducción de estos índices debe ser aprobada en Consejo de Ministros a propuesta de la Comisión Interministerial de Medio Ambiente (CIMA).

La red de control automático de contaminación va a ser ampliada dentro de este primer año, tanto en número de estaciones como en dotación de las mismas. Las estaciones de medida están ubicadas, en la plaza de Castilla, Cuatro Caminos, Ramón y Cajal, Arturo Soria, Marañón, Quevedo, plaza de España, Puerta del Sol, Carabanchel, Fernández Ladreda, Vallecas, Luca de Tena, Atocha, Retiro, Cibeles, escuelas Aguirre, plaza del Marqués de Salamanca y plaza de Roma. Todas estas subestaciones están conectadas con la central situada en la plaza de Barceló, desde donde se recoge información sobre la calidad del aire en los distintos puntos de la ciudad que están controlados por la red.

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El material humano encargado de asegurar el cumplimiento de este plan está formado por los sesenta funcionarios que integran la Patrulla de Protección Ecológica, trescientos policías municipales de la Unidad de Medio Ambiente y treinta técnicos especializados. El programa de inspecciones, que todavía no está ultimado, será desarrollado por todos estos hombres y se centrará fundamentalmente en el control de las calefacciones y las emisiones de humos de los vehículos.

"La situación mejorará notablemente"

El Plan de Saneamiento Atmosférico ha sido elaborado por el Ayuntamiento, los ministerios de Obras Públicas y Urbanismo, Sanidad e Industria y la Dirección Nacional de Meteorología. La primera fase cuenta con un presupuesto de 120 millones de pesetas, que serán sufragados a partes iguales entre el municipio y la Administración central."La aplicación de la primera fase del PSA no va a suponer la eliminación automática de la polución ambiental", opina el concejal responsable de Saneamiento, Manuel Mella, "pero estamos en condiciones de asegurar que este año se van a repetir los niveles alcanzados durante inviernos anteriores. La solución total es muy difícil, y probablemente hagan falta medidas nuevas, pero hay que tener en cuenta que la reconversión de los sistemas de funcionamiento de las industrias es muy costoso de un día para otro no se les puede exigir a los empresarios que inviertan un número indeterminado de millones de pesetas, porque algunos de ellos no podrían hacer frente a ese gasto. 'El coste económico que supone la aplicación de las tres fases del plan es bastante alto, y por eso se da un plazo dé siete años. La primera fase contiene una serie de medidas que, aunque incómodas, no suponen un alto coste. Por ello, creo que las previsiones para estos próximos días pueden ser prudentemente optimistas".

Un trabajo básico y que está a punto de ser terminado por los técnicos de la Delegación de Saneamiento es un estudio en el que se determine con toda exactitud cuáles son los factores contaminantes del medio ambiente madrileño, porque, pese al tiempo transcurrido desde que la polución empezó a ser uno de los primeros problemas de esta ciudad, hasta la fecha no existe un estudio detallado de las causas.

"Ese estudio", explica Manuel Mella, "estará terminado a primeros de noviembre. Es un inventario exhaustivo de las fuentes de emisión y la localización exacta de esas fuentes. En el momento en que conozcamos esos resultados, la forma de actuación nuestra contará con una base fiable a partir de la que poder actuar".

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