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MUBARAK, SUCESOR DE SADAT

Francia desea jugar un papel activo en la nueva situación de Oriente Próximo

La desaparición de Sadat ha impresionado profundamente a los franceses, y ayer los medios informativos saludaban emocionadamente al "hombre de la paz", lamentaban "la paz asesinada" y Sadat era comparado a los seres impregnados de "grandeza épica" o que "saben forzar el destino", según expresión del presidente François Mitterrand. Sólo los comunistas son más remisos, dada su postura prosoviética en materia diplomática.El Gobierno francés no había decidido todavía anoche si será el presidente de la República, François Mitterrand, o el primer ministro, Pierre Mauroy, quien represente a Francia en los funerales del presidente egipcio. Previsiblemente, estas vacilaciones obedecen a las dudas sobre los niveles de seguridad que pueden ofrecer las autoridades de El Cairo a lo

mandatarios extranjeros.

En Francia la diáspora judía in fluye poderosamente en las finan zas, en la economía y en la política. Todo ello explica la unanimidad con que se condena el atentado y se teme por la ya frágil paz de Camp David que encarnaba Sadat. Aunque en estos momentos los dos grandes, EE UU y la URSS, centran la atención del inundo para entrever el futuro del conflicto árabe-israelí, la Francia mitterrandista desea jugar un papel tangible.

Mitterrand, durante su reciente viaje a Arabia Saudí, inició su andadura propia: "emplear el mismo lenguaje con los árabes y con los israelíes, y aceptar todas las negociaciones o gestos susceptibles de favorecer la solución del conflicto, en el sentido del reconocimiento de un Estado palestino y de garantías para la perennidad del Estado judío".

Por ello, Mitterrand estima positiva la paz bilateral de Camp David y valora como "uno de los hechos más importantes de los últimos tiempos" el llamado plan Fhad, propuesto por Arabia Saudí el verano pasado. Ese plan global de paz preconiza un Estado palestino y reconoce implícitamente el Estado de Israel.

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