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PRIMER SABOTAJE CONTRA UN BUQUE DE LA ARMADA DESDE LA GUERRA CÍVIL

La policía de Santander atribuye a ETA Militar el sabotaje terrorista contra el "Marqués de la Ensenada"

El destructor de la Marina de Guerra española Marqués de la Ensenada (D-43) fue objeto de un atentado terrorista cuando se encontraba la pasada madrugada atracado a uno de los muelles del puerto de Santander. Personas desconocidas, probablemente utilizando técnicas submarinas, adosaron en el casco del buque, concretamente en la zona próxima a las calderas, una bomba que hizo explosión y originó una vía de agua, que ha dejado, de momento, al barco inutilizado para la navegación. La policía santanderina sospecha que el sabotaje contra el Marqués de la Ensenada, precisamente uno de los buques de la Armada que colaboran en la lucha antiterrorista, ha sido obra de ETA Militar.

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La explosión de la bomba, mientras dormía gran parte de la dotación, no ha causado víctimas, aunque se cree que una mayor precisión en su colocación podría haber originado una de las mayores tragedias hasta ahora conocidas, ya que el barco llevaba en sus bodegas millares de obuses y seiscientas toneladas de combustible. Varias llamadas anónimas de teléfono a medios de comunicación del País Vasco reivindicaron para ETA esta acción.A pesar de que nadie pone en duda la causa del suceso, que, por otra parte, era ratificada por la Oficina de Información, Difusión y Relaciones Públicas del Estado Mayor de la Armada, en un comunicado hecho público a media mañana, existen algunas dudas sobre la autoría de ETA Militar, va que esta organización no suele advertir de sus actos antes de producirse, mientras que en este caso hubo una llamada, hacia las 4.45 horas. a los bomberos de Santander. diciendo que iba a explotar una bomba en el puerto «dentro de pocos minutos».

La bomba, colocada por submarinistas sobre el casco del buque, en la línea de flotación, a la altura de la cámara de calderas, explotó segundos antes de las cinco de la mañana, cuando se encontraba durmiendo toda la tripulación del buque, excepto la guardia.

«La nube de gas de la explosión comentó el comandante del Marqués de la Ensenada, capitán de fragata José Luis Ripoll, «me llegó al camarote, e inmediatamente, como en casos de guerra, se tocó a zafarrancho de combate, controlando inmediatamente la situación». El capitán de fragata Ripoll, después de decir que no había habido ninguna baja y que, sin duda alguna, «aunque los daños son muy graves, estaremos muy pronto preparados para alistarnos de nuevo», contó que había pedido auxilio a los bomberos de Santander, por lo que se enteró de que ya estaban advertidos de la existencia de una bomba en el puerto.

El Marqués de la Ensenada, destructor antisubmarino de la Armada de Guerra española desde el 10 de septiembre de 1970, tenía ayer una dotación de 321 marineros, llevando en sus bodegas millares de obuses Y unas seiscientas toneladas de combustible. Por ello, nadie duda que el atentado pudo tener consecuencias catastróficas de no haber fallado la precisión de los terroristas, ya que, según los expertos, tuvieron un error de cálculo en la colocación del explosivo, pues, muy probablemente, su objetivo era la carga de obuses y el combustible. La brecha que presenta el casco, a consecuencia de la explosión. es de 3 por 2,5, metros. El antisubmarino Marqués de la Ensenada entró ayer en el dique seco de los astilleros de Santander, después de emplear la marinería más de cuatro horas en la descarga de los obuses. Formando cadena, los soldados trasladaron a camiones del Ejército de Tierra miles de piezas, nuevamente embarcadas en los también buques de guerra Méndez Núñez (D-63), Cadarso (P-03) y Gravina (D-62), atracados a babor y estribor del buque saboteado. Otro navío de la Armada, el petrolero Teide, colocado al lado del Marqués de la Ensenada, fue trasladando a sus almacenes las toneladas de carburante necesarias para un mejor arrastre a los astilleros.

En todo ese tiempo, hasta las seis de la tarde, hora en que fue remolcado hasta el dique seco de Astander, adonde llegó, aprovechando la pleamar de las 19.45 horas personal de a bordo, ayudado por especialistas del astillero, procedió a colocar un pallete o malla de tablas en forma de cendaje, sujeto con cables rodeando el casco, para tapar el enorme boquete, siguiendose con los trabajos de achicamiento de agua. Aunque los daños son cuantiosos y la brecha en el casco de considerable tamaño, el buque no estuvo nunca en peligro de naufragar.

El Marqués de la Ensenada permanecerá algunos días en el astillero, y es muy probable que sea trasladado para su total reparación a El Ferrol, concretamente en la factoría de la Empresa Nacional Bazán, puesto que es allí donde arriban para estos fines todos los buques de la zona marítima del cantábrico. Este buque inició el día 11 de septiembre su turno de seis meses vigilando toda la costa oriental cantábrica, en la misión de impermeabilización de fronteras costas encargada al Ejército por el Gobierno en la lucha antiterrorista. En esta misión sustituía al también destructor Vicente Yáñez Pinzón (F-41), surto también en el puerto de Santander la semana pasada.

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