García Díez exigió nuevamente la revisión de las cuotas del FMI

En un discurso oscuro, poco concreto, el ministro español de Economía y Comercio, Juan Antonio García Diez, defendió ayer, ante el Fondo Monetario Internacional, la política económica del Gobierno Calvo Sotelo y afirmó que sus resultados serán inevitablemente lentos.Sin dar muchas explicaciones sobre los pasos concretos que está dando el Gobierno para salir de la crisis -con excepción a una breve referencia sobre el Acuerdo Nacional de Empleo y el Plan Energético Nacional-, el ministro español entendió que la política económica española se encuentra dentro de las líneas marcadas por el FMI y que incluso el déficit público se ha mantenido dentro de límites conipatibles con la política monetaria moderada desarrollada, pese «al esfuerzo realizado en el terreno de la inversión pública».

Aun así, «los resultados de una política de este tipo son inevitablemente lentos, porque las adaptaciones que estamos pidiendo a nuestras economías han de abrirse paso a través de inercias y fricciones», añadió el ministro español.

Pero el ministro español ignoró, en su intervención, el problema de los altos tipos de interés en Estados Unidos y el daño que éstos están causando a las posibilidades en Europa de una más rápida salida de la crisis. Dijo, sin embargo, que no existen problemas de liquidez internacional y que, por tanto, no existen razones que justifiquen nuevas emisiones de derechos especiales de giro (DEG).

Con esta declaración, España se alineó con los países industriales que, capitaneados por la Administración Reagan, han rechazado las peticiones de los países del Tercer Mundo para que el FMI y el Banco Mundial incrementen su asistencia a los países en vías de desarrollo con graves desajustes económicos. Aun así, y contradictoriamente con sus afirmaciones sobre el exceso de liquidez, García Diez señaló que «el Gobierno es favorable a continuar la emisión de DEG, aunque sea en cantidades modestas».

Sobre los asuntos pendientes del Fondo Monetario Internacional. García Díez abogó porque la fuente básica de recursos del FMI contináe siendo las cuotas de los países miembros, y, en este sentido, exispó la revisión de las mismas en función del peso relativo de las distintas economías en el conjunto mundial. Esta revisión siempre ha sido una aspiración española y sucesivamente, en cada revisión, el Gobierno español ha buscado incrementar su limitado peso específico Y poder decisorio en el organismo mundial.

No obstante, el ministro español, en otra clara posición de componenda, no descartó la posibilidad de que el FMI acuda a los mercados privados de capitales en busca de financiación con objeto de incrementar su capacidad crediticia. Pero García Díez requirió que esta salida a los mercados privados obedezca a una necesidad real, sea en cantidades moderadas y no tenga efectos perturbadores en los mercados privados.

Asimismo, el discurso del representante español se alineó con las posiciones norteamericanas al adherirse a la modificación de los criterios del FMI sobre la condicionalidad en la concesión de sus créditos. Este cambio, que perjudica a aquellos países que buscan asistencia del FMI. ha de ser bien recibido, dijo el ministro, «pues los desequilibrios actuales no pueden ser bien eliminados, en la mayor parte de los casos, con simples operaciones de deflación monetaria».

En cuanto al Banco Mundial, García Díez abogó por una ampliación de su capital que permita que la institución «encuentre vías imaginativas... sin desvirtuar sus objetivos y líneas de actuación».