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Tribuna
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Sin selección

La Federación pide árnica para el equipo nacional. Santamaría quiere comprensión. Los jugadores, probablemente, desean que se les justifique. Los periodistas no podemos ocultar la triste realidad de la selección. Al público no se le puede ocultar la realidad. Sobre todo porque es testigo de los naufragios.A la Prensa se le pide que cultive el ambiente de cara al Mundial. El fervor de los aficionados solamente puede surgir al compás de unos hechos esperanzadores y, desgraciadamente, hasta el momento presente no ha habido más ocasión gloriosa que la de Wembley. Y la gloria fue a menos cuando Rumanía empató en el mismo escenario y hasta Noruega se permitió el lujo de ganar a Inglaterra, en Oslo. Casi podría decirse que el mayor éxito se produjo ante un equipo que, una vez más, está a punto de perder el tren mundialista.

La selección española no ofrece un mínimo de garantías. Posiblemente, los jugadores, ante el compromiso del campeonato se superarán y lograrán que nazca la ilusión entre los aficionados, pero, por el momento, está demostrado que no tenemos equipo con espíritu ganador.

La selección se ha quedado en el camino de la evolución técnica. Y, por contra, ha perdido aquellos valores del coraje y la lucha sin reposo. Es un error pensar que en casa sólo se podrá jugar al contragolpe. Ello podría ser si hubiera jugadores aptos para tal fin. De acuerdo con la experiencia hay que ir pensando en otra fórmula. Quizá en la de «a mí el pelotón Sabino que los arrollo».

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