Satisfacción en medios sindicales y algunas reservas en círculos patronales a la encíclica de Juan Pablo II
Las reacciones a la reciente encíclica de Juan Pablo II Laborem exercens no se han hecho esperar. Sectores de la Iglesia, círculos empresariales y, organizaciones sindicales se han pronunciado en una rara unanimidad, subrayando la importancia M escrito, aunque no faltan las notas críticas.
El cardenal de Viena, Franz König, especialista en el diálogo marxista-cristiano Y frecuente intermediario entre el Vaticano y crímenes del Este, ha insistido en la presencia de la personalidad de Juan Pablo 11 a lo largo y ancho de todo el texto, saludando las posibilidades que la encíclica ofrece para proseguir el diálogo entre marxistas y cristianos. «La encíclica no ofrece ninguna receta para un nuevo orden en la economía internacional», afirma, «pero muestra directrices éticas para una reforma de la economía». La aportación básica a la doctrina social católica la ve en la relativización del derecho a la propiedad privada.El diario católico La Croix, de París, pone el acento en la idea de que «el hombre está en el centro».
En Italia no han tardado en pronunciarse, tanto organizaciones empresariales como sindicales. Vittoria Mertoni, presidenta de la Cofindustria (sindicato patronal), señala el párrafo en el que se dice «que los derechos de los trabajadores deben ser compatibles con las limitaciones que impone la situación económica general de cada país». No oculta el patrón italiano su preocupación de que se la saque de contexto, distorsionándola con interpretaciones partidistas, «obstaculizando el desarrollo de toda sociedad civil». Luciano Lama. secretario general del sindicato de tendencia comunista CGIL, observa que la encíclica nada ofrece de nuevo en el tema sindical. Ese tema parece que está redactado, en su opinión, mirando a la situación polaca. Saluda la denuncia al corporativismo, pero trata de «Muy tradicional» el papel que se atribuye a las mujeres en el tema del trabajo.
La central socialista UIL recalca el «interés histórico de la encíclica, que presenta una imagen de la Iglesia más moderna, atenta a los problemas del desarrollo económico y social, al tiempo que estimula a aquellas fuerzas menos ideologizadas». Los partidos políticos italianos no se han pronunciado hasta el momento.
La Prensa francesa coincide en señalar el carácter «social y humano» de la encíclica. L'Humanité, órgano del Partido Comunista francés, ve con satisfacción este escrito, «consagrado a la humanización del trabajo», y piensa que la voluntad del Papa de «hacer frente a la pérdida de fe, cada vez mayor, en el mundo obrero» puede verse compensada con esta adaptación de la doctrina social a las exigencias de la sociedad industrial. Para el ultraconservador UA urore, la encíclica hay que leerla en clave polaca, pues está pensada en función de lo que ocurre en Polonia. Le Matin, el diario socialista, se queda con la idea de que «el Papa se pronuncia por el derecho de huelga, el reconocimiento de los sindicatos y, sobre todo, por la primacía del hombre». Hay una voluntad expresa, en su opinión, de actualizar las preocupaciones de la Iglesia en materia social, teniendo en cuenta lo que ocurre en otros países, «tanto en Francia y en Polonia como en otro sitio». Le Monde, por su parte, pone de relieve las referencias de Juan Pablo 11 a la cogestión, así como a la socialización de los medios de producción: « i Por fin se habla de la huelga que ha logrado carta de ciudadanía papal: ya era hora! ».
"Pura teoría marxista"
«Los conceptos expresados en la encíclica Laborem exercens me dan la impresión de ser pura teoría marxista», ha declarado la UGT de Valencia, por boca del secretario general. El diario valenciano Las Provincias realizó ayer una encuesta en medios empresariales y obreros: los empresarios no ocultaron su sorpresa por el contenido de la encíclica. Comisiones Obreras del País Valenciano señalaba «una claridad nunca vista hasta ahora en los documentos oficiales de la Iglesia católica». Vicente Iborra, líder patronal, se limitó a decir «que el Papa es un hombre de cultura oriental y será necesario traducir su pensamiento».
Los polacos también han hablado. El diario del Ejercito Zolnierz Wolnosci retiene la idea de que los trabajadores tienen que laborar en favor de la paz. Solidaridad se ha negado a hacer declaraciones hasta que conozca el texto completo, pero los observadores señalan que el tema de la encíclica coincide con el sermón del primado polaco, cardenal Glemp, pronunciado en Gdarisk durante el congreso de Solidaridad. La Prensa católica polaca ha señalado aquellos párrafos en los que se hace crítica tanto del «materialismo marxista como del capitalismo liberal». Según su opinión, se trata de una encíclica que vale no sólo para católicos, sino también para todos los hombres de buena voluntad. Tampoco dejan de subrayar la crítica al dogma de la propiedad privada, así como el derecho a la libertad sindical y a la huelga, sin olvidar la recomendación a los sindicatos «a que no hagan política». Tanto la Prensa católica como la oficialista se niegan a aplicar la encíclica directamente a la situación polaca, pero citan la frase de «que el trabajo es para el hombre, y no el hombre para el trabajo».
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.