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El debate de la colza

Una interpelación de Fraga dio paso a las intervenciones del presidente del Gobierno y varios ministros

El presidente Calvo-Sotelo abrió el turno de réplicas del Gobierno en el Pleno del Congreso de los Diputados al responder a la intervención del portavoz de Coalición Democrática (CD), Manuel Fraga, quien afirmó que «no deben eludirse responsabilidades penales, administrativas y políticas» en la intoxicación del aceite adulterado. A falta de una comunicación del Gobierno, lo que éste no hizo para evitar una votación, la interpelación de Fraga dio pie a las intervenciones primeras de Calvo Sotelo y varios ministros.El jefe del Gobierno dijo que su equipo se sometía sin reservas al control parlamentario, arguyendo que «se trata de hechos graves que preocupan al pueblo y de los que las Cámaras deben ocuparse en' cuanto que lo representan», y aseguró que así lo había entendido al proponer la formación de una comisión parlamentaria de investigación.

Continuó Calvo-Sotelo con palabras de solidaridad, con los afectados y sus familiares y garantizó que el debate (en esos momentos en sus comienzos) iba a estar presidido por la mayor ética, «sin que quepan demagogias ni nos enzarzemos en una disputa estéril o en un espectáculo de esgrima dialéctica». Así esta frase: «La sociedad pide que descubramos la verdad para extraer las responsabilidades pertinentes y sobre todo que tomemos medidas para evitar que esto vuelva a producirse en el futuro y avanzar en la modernización de la Administración».

Volvió a referirse al Parlamento al indicar que el Gobierno que preside estaba dispuesto a asumir la exigencia de responsabilidad si éste se lo pide, y subrayó que entendía que sólo tras el análisis del Libro Blanco, ya presentado, y de las conclusiones de la comisión parlamentaria «se podrá enjuicíar con exactitud el problema. Pero la enferinedad contínúa y sigue sin saberse lá causa, y ello hace más conveniente la comisión parlamentaria, para que mantenga la atención de las Cámaras».

El jefe del Ejecutivo habló posteriormente de dar prioridad a la protección de la vida de los afectados, y en este sentido anunció la posibilidad de disponer de centros sanitarios militares. Recordó que se había tardado cuarenta días en descubrir la causa de la enfermedad, justificando el tiempo en que «no es culpa de la ineficacia de los médicos españoles, puesto que los extranjeros que prestaron su colaboración tampoco pudieron mejorar el resultado. La investigación durante esos cuarenta díasfue llevada a cabo», en opinión de Calvo Sotelo, «con seriedad, intensidad y extensión».

Hizo referencia a la presentación de los hechos por parte de ciertos reportajes y determinadas personas: «Esto es violentamente demagógico y profundamente irresponsable, porque crea la imagen calumniosa de una Administración del Estado y unas corporaciones negligentes, cuando no cómplices, de lo que son delitos e infracciones. No hay actuación administrativa desencadenante ni omisiones que dieran lugar a los hechos. No hay, por tanto, responsabilidad».

Manuel Fraga había intervenido con antetioridad advirtiendo que la Administración había tenido serias deficiencias, negligencias y fallos, y significando que «existen claras responsabilidádes políticas». Dijo que coincidía básicamente con, lo propuesto por el grupo socialista en su proposición no de ley y calificó de insuficientes las medidas ya adoptadas, aunque no dejó de reconocer su oportunidad.

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