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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El triángulo de Oriente Próximo y España

LA VISITA del secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, al príncipe Fahd en su residencia de Marbella estaba meticulosamente preparada y programada para después de las entrevistas de Beguin en Washington. El príncipe de la corona, hermano del rey Jaled, es la figura clave de la política exterior de Arabia Saudí, y en las conversaciones de Washington se ha tratado de la venta de armas de Estados Unidos a su país, por valor de 8.500 millones de dólares, a lo que Israel se oponía. Parece que Beguin se ha visto forzado a declinar su oposi ión, e incluso que ha podido prometer a Ronald Reagan que no hará esfuerzos para influir en el Congreso de Estados Unidos, que el 30 de octubre deberá decidir esta cuestión. El lobby saudí de Washington estima que el Senado está dividido entre 45 a favor, 45 en contra y diez no decididos: el trabajo sobre esos diez (manteniendo a los demás en sus bandos respectivos) puede decidir la cuestión. Haig ha podido venir a Marbella a prometer a quien allí llaman El Moro por antonomasia, el fastuoso y poderoso habitante de Las Lomas, que lag armas van a llegar, y entre ellas los cinco aviones Awac, capaces de detectar e interceptar cualquier avión de combate enemi go y que harían a Arabia Saudí casi invulnerable, cosa que Beguin no desea. Como tampoco desea que vendan al país árabe 62 aviones F- 15 con tanques de combusti ble especiales, que.les permitirían llegar al territorio de Israel, atacarlo y volver. Parece que Washington ha tranquilizado a Israel en el sentido de que los Awac no estarán dotados de los últimos progresos electrónicos y que" sólo serán útiles para detectar a los aviones de otros países árabes, pero no a los israelíes, que tielien la capacidad de confundir las señales de percepción. Reagan y Haig tratan de construir un enorme triángulo militar en la zona, por unas razones estratégicas que ignoran las diferencias entre los países con los que forman la alianza. Para Reagan, la amenaza real es la soviética, y las querellas internas de sus aliados carecen de importancia a la cruda luz de ese gran desario. El objetivo concreto de esta estrategia está situudo en Libia, donde, según las informaciones de Israel y Estados Unidos, hay 2.000 tanques soviéticos. En Siria habría otros mil. Desde Trípoli, Gadafi está haciendo grandes esfuerzos diplomáticos, y los hace personalmente con los embajadores residentes y con los periodistas del mundo, a los que invita para explicar que hay un cerco a su país. No está equivocado, incluso se está advirtiendo un esfuerzo considerable de Gadafi por reducir las tensiones existentes hasta ahora con Marruecos, Tunicia y otros países africanos, como si quisiera concentrarse exclusivamente en los ataques que puedan llegarle desde Egipto y Sudán, y por mar, donde es preciso recordar el incidente aéreo con los cazas norteamericanos. Uno de los temas que se han tratado en Washington es el de unas maniobras conjuntas en el Mediterráneo: Israel y Estados Unidos. "Nuestros aviones volarán hacia el Oeste", ha dicho Beguin en Washington, "y desde luego Libia puede intentar derribarlos". Con las nuevas bases en Egipto -donde hay en estos momentos unos 10.000 ciudadanos de Estados Unidos: la mitad de la cifra de todos los extranjeros no árabes-, con la disposición de Israel para utilizar los puertos y acumular armamento de todas clases, con el envío de armas -con sus técnicos correspondientes- a Arabia Saudí se forma este triángulo de enorme poder; a partir del cual puede iniciarse con seguridad cualquier acción contra los países que Estados Unidos llama "vicarios de la Unión Soviética". Con todo ello se intenta cambiar el signo histórico del peligro del oriente mediterráneo; suprimir la antigua cuestión del conflicto árabeisraelí y convertirlo en un frente de contención contra la Unión Soviética. En las conversaciones de Washington le ha dicho ya que la iniciativa de esta situación la ha tomado la URSS con la creación de países satélites, que producen un campo de expansión considerable y que cualquier movimiento que puedan hacer ahora tanto Estados Unidos como los países de esta nueva alianza no debe ser considerado como una modificación de la situación, sino como una simple defensa ante esa situación ya modificada.

En esta tesitura, el hecho de que haya sido utilizada Marbella como sede de la entrevista política, contra los usos generales de la diplomacia -Fahd tiene en Marbella una residencia de descanso, no un centro de operacíones político- es apenas significativo, con respecto a otras futuras participaciones de Espafía en esa situación general. Ni las bases conjuntas del Tratado con Estados Unidos, ahora en prórroga mientras se arregla la cuestión de nuestra entrada en la OTAN, ni las que configure esa entrada en la OTAN, estarán ajenas a la posible batalla mediterránea, en la que la posición geoestratégica de España puede ser fundamental. Nuestra "tradicional política" con respecto a los países árabes y nuestra ignorancia olímpica de Israel se compadecen mal con estas previsiones. Algo se mueve en el Mediterráneo. Es el interés de España definir la categoría y el sentido de su presencia en ese mar.

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