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La colza

El Gobierno resalta las competencias de los ayuntamientos en la venta ambulante

El Libro Blanco sobre el síndrome tóxico podría presentarse el lunes día 14, antes del debate que se va a producir en el Parlamento sobre el aceite tóxico, si para entonces están ya terminados los tres volúmenes de los que consta.Con este fin se reunieron la pasada semana los ministros de Sanidad, Comercio y Agricultura en la sede de la Moncloa para preparar conjuntamente el desarrollo final del Libro Blanco, así como las fuentes de defensa que el Gobierno va a llevar al Parlamento, fuentes que, por otra parte, están ya recogidas en este Libro Blanco sobre la neumonía atípica.

Según ha podido saber EL PAÍS, algunos de los encargados de darle forma al Libro podrían ser el el redactor político de Abc, Carlos Dávila, encargado anteriormente de las páginas sanitarias de este diario y médico de profesión, Jesús Vasallo, funcionario del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, y José Javaloyes, también periodista de Abc, entre otros medios. Sin embargo, Carlos Dávila ha declarado a este periódico que él solamente ha dado forma legible a algunos aspectos sanitarios del Libro, que le han sido encargados expresamente por los doctores Sánchez Harguindey, Valenciano y Munuera, debido a su amistad.y a su doble profesión de médico y periodista.

El Libro Blanco se presenta en su primer aspecto como una declaración del Gobierno sobre los sucesos ocurridos desde que apareció el primer síntoma sobre la neumonía y sale al paso de los rumores que alrededor del tema se han desatado.

De los tres tomos que componen el Libro Blanco, dos están dedicados al aspecto sanitario y el tercero a los departamentos ministeriales.

En los aspectos sanitarios se abordan los primeros momentos de la epidemia y se justifica el por qué se creyó que era una «neumonía atípica» y se explica la atención sanitaria a los enfermos. Más tarde se pasa a las investigaciones científicas que se han llevado a cabo sobre epidemiología, microbiología, toxicología, etcétera, para pasar a los distintos organismos y comisiones que han actuado en todo el proceso tóxico empezando por el Gobierno, la comisión interministerial de Martín Retortillo, hasta las distintas instituciones internacionales como las comisiones de expertos de Atlanta, la OMS y los técnicos explícitamente traídos de Berlín y de Lyón. En relación con este tema hay que destacar que la comisión de Atlanta todavía no ha elaborado una investigación sobre el aceite debido, al parecer, a que las pruebas allí enviadas han llegado algo deterioradas por el viaje. El otro tomo dedicado a la Sanidad se dedica a buscar precedentes de otras intoxicaciones, tanto en España como en otros países donde existe una mayor protección al consumidor. Se explicitan las inspecciones llevadas a cabo y la recogida de muestras, así como sus análisis.

Otro aspecto del Libro está dedicado al proceso de distribución de los aceites tóxicos, empezando por la importación, para continuar con la industrialización y el proceso de distribución. Y, por último, las detenciones y los procesamientos producidos hasta la fecha.

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Quizá la parte más sustanciosa del Libro, por ser la menos aclaratoria, es la que toca las implicaciones administrativas. Se hace una breve referencia de la política de grasas y de la importancia del aceite en nuestra sociedad, para pasar a las competencias administrativas donde todos los ministerios aparecen exculpados.

Tanto Sanidad como Hacienda, Agricultura y Comercio atan todos sus cabos sobre las supuestas irregularidades. Especialmente el Ministerio de Comercio explica como, y en base a qué, se concedieron las licencias de importación. Sólo el Ministerio de Industria aparece con alguna ligera culpa al no haberse presentado su Inspección el día que se levantó acta de la empresa Raelca, y se demuestra que de las sesenta refinerías industriales que existen en España sólo dos tienen el registro industrial.

Pero la carga política del Libro Blanco se dirige a los ayuntamientos y a sus competencias en materia de abastos, mataderos, precios, control de la venta ambulante y laboratorios municipales. El otro punto al que le dan cierta importancia es a las autonomías, a las que se les ha transferido materias de Estado tales como política de precios, comercio interior, disciplina de mercados e inspección sanitaria de los alimentos. Termina con la carencia de medios de inspección.

La redacción final del Libro Blanco, una vez celebrada la reunión a la que se hacía referencia al principio, de los ministros de Sanidad, Comercio y Agricultura con Calvo Sotelo en la Moncloa, parece ser que se ha realizado en este fin de semana en la sede del Ministerio de Sanidad, bajo la presencia de Sancho Rof, aunque las directrices sobre el Libro las podrían haber hecho desde la Secretaría de Estado para el Consumo.

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