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Silencio de Moscú ante el llamamiento de Solidaridad

El Kremlin prolongó ayer tarde su silencio sobre el llamamiento hecho por Solidaridad a los trabajadores de los demás países del Este para que creen sindicatos independientes. Esta proclama de Solidaridad habría creado cierta alarma en medios oficiales soviéticos, según se comentaba ayer en medios diplomáticos occidentales. Sin embargo, y pese a que durante los últimos días la Prensa soviética había publicado diversos ataques a Solidaridad, ayer los medios de comunicación moscovitas envolvían en un espeso silencio las discusiones y discursos del primer congreso del sindicato independiente polaco.

La posible alarma soviética ante el llamamiento de Solidaridad no respondía al temor de que los obreros de la Europa del Este se levanten siguiendo la proclama de los sindicalistas polacos. El fenómeno sindical independiente, según se estima en círculos occidentales de la capital soviética, es un fenómeno convenientemente aislado que, por el momento, no puede contagiar al conjunto de los países del Este.

No obstante, las declaraciones hechas en la tribuna de oradores del congreso de Solidaridad vienen a demostrar al Kremlin que los sindicalistas independientes polacos no están dispuestos a seguir la línea reformista que agradaría a Moscú. Durante los últimos días, la Prensa soviética ha sugerido a Solidaridad que se haga cargo de la situación económica de Polonia y colabore a resolverla.

El congreso de Solidaridad parece estar dejando bien claro que este sindicato no está dispuesto a jugar este papel y que se considera una fuerza política externa al partido único gobernante. La Prensa soviética ha acusado, en efecto, a Solidaridad de querer constituirse en un grupo de oposición, y ahora los sindicalistas polacos parecen querer darle la razón.

Esto, sin duda, podría obligar a los soviéticos a adoptar medidas de fuerza. Hace ya meses que los observadores occidentales en la capital soviética descartan una posible intervención de la URSS en Polonia esta opinión sobre la no intervención soviética se basa en los deseos expresados por la URSS de no complicar aún más el juego internacional.

Pero, a pesar de todo, pocos observadores dudan de que el Kremlin esté dispuesto a admitir que en Polonia se pongan en duda una de estas tres premisas: el sistema socialista, la pertenencia al Pacto de Varsovia y el monopolio de poder del POUP.

Los soviéticos, según se deduce de su actuación durante los últimos meses, llegarían a permitir incluso posturas reformistas, pero no que Solidaridad se convierta en un grupo de oposición con amplio margen de maniobra.

De ahí que, a pesar del optimismo mostrado por la mayor parte de los observadores occidentales durante los últimos meses, éstos vuelvan a experimentar inquietud.

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