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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

"España y la OTAN"

Uno de los argumentos que los enemigos de la entrada de España en la OTAN suelen esgrimir es que Ceuta, Melilla y las islas Canarias quedarían fuera de la protección de la Alianza Atlántica. Y ello, dicen tales adversarios, porque la OTAN tiene marcado como límite sur de su esfera de actuación el trópico de Cáncer. En otras palabras, los antiatlantistas españoles afirman que el trópico de Cáncer está al norte de las islas Canarias, de Ceuta y Melilla. Y ese argumento, de falsedad absoluta, ha sido utilizado repetidas veces por EL PAÍS en sus editoriales antiOTAN.Se puede ser anti-OTAN con argumentos honestos, pero no se es si se utilizan razonamientos deseadamente falsos.

El trópico de Cáncer es, ciertamente, el límite sur de la esfera de actuación de la OTAN (artículo 32 del Tratado de Washington de 4 de abril de 1949). Pero el trópico de Cáncer está muy al sur de Ceuta y Melilla y las Canarias. Exactamente, el trópico de Cáncer es la línea correspondiente al meridiano separado por 23 grados y 27 minutos del ecuador. Ceuta está a 35 grados, 54 minutos Norte, es decir, 8 grados y 27 minutos al norte del trópico de Cáncer. Lo mismo se puede decir, con distintas cifras, de Melilla y las Canarias. Para su conocimiento, el trópico de Cáncer pasa a unos sesenta kilómetros al sur de Villa Cisneros, en el Sahara occidental, es decir, a 184 kilómetros al sur del punto más meridional del archipiélago canario. Queda, pues, claro que Ceuta, Melilla y las Canarias quedan dentro de la esfera defensión de la OTAN.

El punto más cínico de esta cuestión es que los mismos que, como EL PAÍS, argumentaron que esos tres trozos de España no serían defendidos por la OTAN en caso de ataque extranjero, simulan desconocer que existe una base de la OTAN en el archipiélago portugués de Madeira, situado al sur de Ceuta y Melilla. Esos mismos fal sificadores de ubicaciones geográficas afirman simultáneamente que las Canarias no serán parte de la esfera defensiva de la OTAN y que las Canarias se convertirán en una base de la OTAN (editorial de EL PAÍS de hace tres días).

Lo dicho: si EL PAÍS quiere ser anti-OTAN tiene todo el derecho a ello, pero no con mentiras.

Y, con razonamiento de estricta virilidad, aunque no existiese el artículo 39 del Tratado de Washington, que incluye a Ceuta, Melilla y las Canarias, si se produjese un ataque contra esas localidades españolas, ¿de quién podría proceder sino de Marruecos?

En virtud de ello, ¿cree EL PAÍS que España necesitaría implorar a Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania Occidental, Italia, Dinamarca, Holanda, Luxemburgo, etcétera, para correr a gorrazos a cualquier soldado marroquí que se atreviese a penetrar en Ceuta o Melilla o a desembarcar (gracias a la poderosa Armada marroquí) en las Canarias?

EL PAÍS humilla a los españoles y se autohumilla al sugerir que los soldados españoles necesitan de nadie para rechazar una invasión marroquí de su territorio.

Tan burdo argumento parece indicar que EL PAÍS carece de otros mejores para defender su actitud anti-OTAN, que, en el fondo, es prosoviética.

En vez de perder así el tiempo, EL PAÍS podría dedicarse a analizar con rigor la postura del PSOE y del PCE, que, simultáneamente, defienden la permanencia en España de bases del más importante país miembro de la OTAN y atacan la adhesión de España a la OTAN.

La radical pobreza argumentativa de tal postura (calco vil del comentario de Vitali Tikhonov, en el despacho número 49 de la agencia oficial soviética Tass de hoy) podría explicarse de una sola forma: el comunicado conjunto PSOE-PCUS de 17 de diciembre de 1977, firmado por Felipe González, secretario general del PSOE, y por Boris Ponomariov, primer secretario para Asuntos Extranjeros del Comité Central del Partido Comunista de la URSS.

En ese comunicado (cf. Pravda de 18 de diciembre de 1977), el dirigente del partido que aspira a ocupar el palacio de la Moncloa pactó con los dirigentes del país que encabeza el bloque agresivo antioccidental del Pacto de Varsovia que, si él llega al palacio de la Moncloa, España no entrará en la OTAN, y que si España entra antes de ello, saldría tan pronto como él llegue al poder.

En otras palabras: el señor González ha enajenado a favor de la URSS la independencia de actuación diplomática de España. El señor González ha vendido a Es paña.

En cuanto a los pactos del PCE, prefiero omitirlos, porque son de todos conocidos.

A la luz de estos pactos PSOE-PCE-PCUS, se entienden las falsificaciones que sitúa el trópico de Cáncer a la altura de Cádiz. El contubernio de EL PAÍS con el táandem PSOE-PCE-PCUS,ya estaba anteriormente establecido. Por ello, nadie puede llamarse a engaño.

Frente a todos estos hechos, creo hacerle un favor inmerecido si le sugiero que no crea que todos los lectores de EL PAÍS son uniforme y universalmente estúpidos, ignorantes y analfabetos.

Algunos lectores de EL PAÍS son gentes documentadas y no son por necesidad ignaros. /.

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