_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tarancón

Así simplemente, y como con una falta de respeto al omitir el trato debido; así, tal como lo hemos leído todos en las insultantes pintadas y no menos oído en los elogiosos comentarios populares; así, Tarancón, a secas, privado de todo título, don Vicente, a quien tanto debo y no menos respeto, Tarancón, con cuyo nombre, en seco, ya ha entrado en la historia reciente nuestro obispo y cardenal.Y acentuado y como apostillando sus palabras, las pronunciadas hace días en Radio Popular de Castellón, según nuestra Prensa diaria. Confieso que me ha chocado la ausencia de escritos a cuenta de tales declaraciones y que ante un caso casi unánime de silencio me he atrevido a hacer lo que debieron haber hecho otros. Por razones obvias y por demasiado afecto, no debiera ser yo el que subrayase y agradeciese, en nombre de tantos, lo dicho por nuestro Tarancón, ¿o es que no se ha caído del todo en la cuenta de lo que suponen y, encierran tales frases?

Reduzco el casi escueto comentario a escoger algunas de sus afirmaciones, las que así todas en su conjunto nunca, que yo sepa, se han pronunciado en nuestros días por labios de un obispo. Queden en cinco, por falta de espacio.

1. Refiriéndose al inmediato pasado: "Efectivamente, se identificó la Iglesia con el régimen, y junto con el Ejército fue uno de los pilares más fuertes en que se apoyó aquél... Sinceramente, debe decirse que la Iglesia falló, porque, debiendo ser instrumento de reconciliación del pueblo, siempre apareció unida con el poder. En parte estamos pagando las consecuencias de errores que siempre se cometen...".

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Que yo recuerde, nunca se había dicho nada tan claro desde la altura, y aunque expresadas en una charla no oficial, ya pueden quedar tranquilos tantos que se dolían de la ausencia de semejante confesión. Pero lo que es más deslumbrante para mí: las dichas "consecuencias". Hoy nos quejamos de un anticlericalismo -más que antieristianismo- que a tantos y tantos ha llevado al agnosticismo. El cardenal ha dado en la clave precisa: hay que pagar, y por ello están no pocos diciendo que nos toca en estos lustros la hora del silencio eclesial.

2. Fallo el confesado que, añade Tarancón, se debió a que "la Iglesia nunca debe estar en la lucha por el poder"... algunos obispos -se refiere a la Conferencia Episcopal- "añoran el pasado porque creen que era un bien; otros piensan que la Iglesia ha de actuar con el Evangelio que es su fuerza, y no con restos de poder humano".

Lección que no pocos a quienes cae tan bien la "impotencia" evangélica escribiríamos a la puerta de todo templo.

3. Pero, como siempre también, fue habiendo en la historia rectificación paso a paso, y Tarancón añade: "Yo diría que la Iglesia española, después del concilio y en los últimos años del régimen anterior, era de izquierdas. A mí me llamaron comunista...".

Opino que tan claro nunca se había reconocido lo que fue en parte obvio y que tanto unos "dexteros" como otros "sinistros" no acabaron por reconocer. ¿Recordáis lo del paredón? Yo debo recordar muchas más cosas. Y agradecerlas hoy.

4. Y mirando hacia el futuro, nuestro prelado y padre añade: "Yo he predicado la independencia, y el mismo Ruiz Giménez me dijo en Roma que yo era el culpable de que no hubiesen conseguido un diputado... Ciertamente, yo me opuse a que ningún partido llevase apellido cristiano, porque no creo que el cristianismo deba estar en la lucha por el poder...".

Nada de confesionalismos Políticos; hoy el mismo bueno de Joaquín lo verá así, y nosotros, los de a pie, no podemos dejar, rectificando de nuestra edad juvenil, de aplaudir: porque, además, Tarancón, con sus palabras, no sólo hace historia, sino que ahí están ciertas familias con sus apelliditos democristianos... Un hombre de la Iglesia ha llamado la atención. Por algo antes el obispo había dicho: "Si el PSOE llegara al poder, en la Iglesia española no pasaría nada". ¿Cuántos se rasgan las vestiduras?

5. Y por último lo para muchos más escandaloso: "Ahora la enseñanza de la educación en la fe debe fundamentarse en las comunidades cristiana, también en las escuelas, pero, sobre todo, en las comunidades...". "¡Don Vicente!", dirá más de algún discreto, "que se pasa", que ese "también" en segundo lugar y ese "sobre todo" en primero es como echar hoy día leña al fuego que más quema en la batalla donde se riñen más intereses. Gracias, sin embargo, una vez más, por quien no enseña ni en escuelas ni comunidades, pero otea... Buena lección para los que atienden al futuro antes de mirar hacia atrás.

No hay ni espacio ni razón para añadir nada a lo expresado. Me atrevo tan sólo a apuntar que cierto temor en ciertas esferas no va teniendo demasiada actualidad. Y como demostración ante ese temorcillo ante los poderes fácticos, dos nombres de los que más se habla: Gutiérrez Mellado y Tarancón, dos ilustres que se nos van, que en cierto modo ya casi son de ayer, pero que ahí está su herencia: la que no podemos dejar de poner sobre nuestras cabezas. No; es curioso, dos hombres de tercera edad y jubilados del todo o casi, abren camino. Lectores, ¡enhorabuena! (También hubo un tercer hombre, viejo él y de talante distinto de Tarancón, pero de la misma luminosidad que cuando se iba, pues comenzó casi sobre sus cenizas un concilio. Nuestros mayores tienen todavía vida y por muchos años-. Aquél se llamaba Juan y dejó un concilio al que nos agarramos algunos. También puede darse -¿y no se está dando?- un seudoconcillo nacional cara a los añoradores. ¿Entonces?)

Pues, cardenal arzobispo don Vicente, amigo y padre: en mi nombre y en el de los que conocen tan sólo algo, ¡gracias! por estas lecciones y por tanto... ¿Nos damos cuenta?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_