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Reagan, dispuesto a aplicar una política de "palo y zanahoria" a la Unión Soviética

ENVIADO ESPECIAL, Estados Unidos parece querer revivir, en sus relaciones con la Unión Soviética, la vieja política del stick and carrots (estacazo y zanahorias) practicada por el presidente Teodoro Roosevelt con las repúblicas latinoamericanas a principios de este siglo. Esta es la impresión generalizada en Washington a raíz de una importante entrevista concedida por el secretario de Estado, Alexander Haig, a la cadena de televisión ABC y que ha constituido toda una revelación de las intenciones futuras de la política exterior norteamericana.

Haig ha dejado bien claro, a raíz del incidente con Libia el pasado miércoles, que los tiempos en que los soviéticos o sus aliados podían zarandear impunemente a Estados Unidos pertenecen al pasado, y que cualquier acción provocativa recibirá la respuesta adecuada. Después de describir la conducta del dirigente libio, Muamar el Gadafi, como "norma inaceptable de comportamiento internacional", Haig manifestó que "el interés de Estados Unidos y el de la comunidad internacional demandan que estas actividades ilegales no se pasen por alto, vengan de Libia, de Cuba o de la Unión Soviética".Hecha esta advertencia a la Unión Soviética y, derribados dos cazas libios de fabricación rusa en el golfo de Sidra, el secretarlo de Estado se apresura a ofrecer las zanahorias del diálogo a Moscú. Haig, que se entrevistará el próximo mes, en Nueva York, con su colega soviético, Andrei Gromiko, durante la celebración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, manifiesta que Washinton "está ansioso por conseguir una mejora en el diálogo ruso-americano", aunque esa mejora, advierte, sólo se podrá conseguir "tras un comedimiento de lo que han sido seis años de comportamiento internacional. inaceptable por parte de la Unión Soviética".

El problema entre rusos y americanos, para Haig, no es que no exista diálogo, "sino que a la jerarquía soviética no le gusta lo que hasta ahora ha escuchado de esta Administración". Hasta este momento, y en los últimos siete meses, se han producido cincuenta contactos oficiales entre los dos países, incluida una carta personal de Reagan a Leónidas Breznev.

El secretario de Estado no espera milagros en su primer contacto con los soviéticos, pero tiene la esperanza de que su entrevista sea seguida por otras reuniones ministeriales, "que conduzcan finalmente a una entrevista de alto nivel entre Reagan y Breznev". Hasta este momento la posición norteamericanaa ha sido que una entrevista a nivel presidencial no tiene objeto si no se prepara antes bien el terreno para conseguir resultados concretos. Hablar por hablar no sirve sino a un mero propósito propagandístico por parte de Moscú, que podría presentar el fracaso de una cumbre sin la preparación debida como una prueba más de la intransigencia de esta Administración.

El orden del dia de la entrevista Halu-Gromiko enunciado por el secretario de Estado incluye, en primer lugar, el tema de las negociaciones sobre el control de las armas nucleares en el escenario europeo. Haig podrá fijar una fecha y un lugar para la reanudación de las conversaciones, que en principio deben tener lugar entre mediados de noviembre y el comienzo de la Navidad. En la reunión, Haig planteará a Gromiko tenias tan candentes como "la situación en Afganistán, Camboya y el intervencionismo soviético por medio de terceros", en una clara referencia a la presencia cubana.

La tensa situación en Oriente Próximo fue discutida ampliamente por Haig, que ve aquella zona como "causa de acontecimientos que ya son historia, como la caída del sha, la guerra entre Irán e Irak y el intervencionismo soviético en Afganistán".

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