De la corrida al corridón
Pobrecillos los novilleros del sábado. Nunca se habían visto en semejante situación: enfrentarse a una auténtica corrida de toros, y nada menos que en Bilbao. Una corrida de toros de Infanta da Cámara, con trapío, astifina y que, pobrecillos, no colaboró. SI es que no tienen piedad, soltarle aquello a Pepín Jiménez, Vicente Yesteras y Blau Espadas, ¡con lo arropados que van los muchachos, hacerles esto ... ! Hacerles pasar una prueba de fuego que de una vez por todas iba a poner las cosas en su sitio fuera de arropamientos maternales y de montajes más o menos fáciles para lanzarlos a la fama, para que luego nos *abandonen a media tarde como un desodorante cualquiera.Porque aparte dos o tres muletazos de Pepín, se vio que ninguno de ellos está como para tomar la alternativa. Yesteras dejó pasar un toro alegre, que transmitía, y Blau Espadas se perdió, o mejor dicho, se ahogó en un mar de dudas. Donde menos se espera salta la liebre, y así, al menos, se irán acostumbrando a la presencia física del toro.
Bilbao, primera corrida de feria
Seis toros de Salvador Guardiola. Un corridón de toros. Se dejaron pegar en los caballos. y tuvieron ciertas dificultades en la muleta. Luis Francisco Esplá, estocada desprendida (petición y saludos). Dos pinchazos y descabello (aplausos). Nimeño II, cuatro pinchazos y estocada (aplausos). Un pinchazo y estocada (aplausos). Morenito de Maracay, que saltó resentico de una cornada y cojeando, pinchazo, estocada y tres descabellos (aplausos). Pinchazo y estocada (aplausos).
Los que no tienen esa suerte son los matadores-banderilleros, porque el corridón de ayer fue de los de echarse a temblar, aunque luego, a la hora de la verdad, se dejasen si es que se sabía estar en el sitio. Hay un problema, y es que el público no está acostumbrado a los toros, a los que hay que torear, que no son la tonta que va de acá para allá, y al que se le pegan 52 pases de churrería.
Nimeño, en el segundo, parece que lo entendió así, que había que cruzarse con el toro, que había que adelantarle la mano y corrérsela. Pero el hombre, al cuarto pase se quedó al hilo del pitón, y el toro le echó mano. Normal. Después se desfondó, se desconfió, y ya todo fue deslabazado. Era el mejor toro de la corrida. Lástima. En el otro, igual: muleta retrasada y al hilo del pitón. Una lástima también, puesto que el toro tenía faena, corta, vale, pero la tenía.
El que medio entendió el asunto fue Esplá, que con el que valió estuvo voluntarioso, sacando alguna serie larga a base de estar en el sitio y correr la mano. Morenito, herido, hizo lo que pudo con una pierna atiborrada de calmantes y con dos toros, uno que valía, y otro que era un mulo, y en el que Angel Trinidad hizo un gran tercio de varas. No pudo hacer otra cosa, el hombre, que andar digno.
En fin, que esto empieza de torazo y tentetieso, pero veremos mañana. Esa será ya otra historia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.