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El golpismo no tiene el apoyo de la sociedad, según Javier Pradera

«Ni todos los militares son golpistas ni todos apoyan tampoco plenamente las instituciones democráticas», afirmó el jefe de opinión de EL PAIS, Javier Pradera, en la conferencia que sobre La ideología del golpismo pronunció en el seminario Cultura, sociedad, política en el mundo actual de la Universidad Internacional Menéndez y Pe!ayo, de Santander. Pradera destacó la falta de apoyo al golpismo en sectores tan importantes como la Iglesia, el capital o las grandes clases medias.Aunque la ideología del golpismo «resulta despreciable desde el punto de vista del pensamiento político, y no alcanza ni siquiera el nivel de la ideología fascista de los años de entreguerras», Javier Pradera piensa que es importante analizar esta ideología en cuanto que los golpistas constituyen un peligro para el mantenimiento de la estructura constitucional del Estado español. El pensamiento golpista parte de un concepto descarnado de España como realidad abstracta e independiente de los españoles, lo que justificaría cualquier sufrimiento que se imponga al pueblo español en defensa de esa realidad abstracta que, en el fondo, se identifica con la permanencia de un grupo de políticos nostálgicos del régimen anterior, en el que ocuparon cargos e hicieron pingües negocios.

A diferencia del fascismo de los años de entreguerras, los golpistas españoles de la década de los ochenta consideran imposible la movilización de masas que facilitó el acceso de Musolini y Hitler al poder, y se concentran, en cambio, en el estamento militar, tratando de convertir al Ejército en vehículo para recuperar los cargos y beneficios perdidos.

Javier Pradera afirma, en consecuencia, que sería un error caer en el juego que pretenden hacer jugar los golpistas a los sectores democráticos, dirigido a enfrentar a los partidos y otras instituciones y grupos democráticos con el Ejército. Aunque en este momento no es posible determinar el número de militares influidos por los grupos golpistas, la intentona del 23 de febrero ha puesto de relieve su irrelevancia y el hecho de que la pretensión de la extrema derecha, intentando identificar dictadura y Ejército, es provocar en los defensores del sistema constitucional una respuesta de ataques a la bandera o a la institución militar como tal. El jefe de opinión de EL PAIS, después de rechazar el lenguaje envilecedor de la Prensa golpista, pide una mayor preocupación por el estamento militar y buscar la identificación plena de los militares con los restantes sectores de la comunidad-nacional a través de la reforma de la enseñanza en las academias.

Aunque debe ser tomada en cuenta la concepción militar sobre aspectos relevantes de la vida política española actual, como el terrorismo, las autonomías o la situación económica, Javier Pradera dijo que esa preocupación por evitar la propagación del golpismo no puede constituir un freno al proceso de democratización del Estado.

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