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El golpe militar de Gambia puede acabar en un baño de sangre

Los militares que el jueves dieron un golpe de Estado en Gambia se han hecho fuertes en el centro de Banjul, la capital, y amenazan con ejecutar a gran número de rehenes, entre ellos parte del depuesto Gobierno y la segunda esposa del derrocado presidente, si las tropas senegalesas que han acudido en ayuda de este último no abandonan el país.El presidente depuesto, Dauda Jauara, declaró en una conferencia de Prensa concedida en Dakar que las tropas senegalesas habían intervenido en virtud de un acuerdo de defensa existente.

Los rebeldes, que pretenden implantar un régimen marxista-leninista, han hecho un llamamiento a Guinea-Conakry, Guinea-Bissau y la Unión Soviética para que les ayuden a expulsar a las tropas invasoras. Esta petición ha sido rechazada por Guinea-Bissau. El Departamento de Estado ha negado que Libia esté implicada.

Gambia permanecia, al cierre de esta edición, completamente aislada del exterior, al haber sido cortadas todas las comunicaciones telegráficas y telefónicas e interferida la emisora de los golpistas desde Senegal.

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