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Crece la tensión social en Polonia como consecuencia de la escasez de alimentos

La tensión social continúa creciendo por toda Polonia, donde el movimiento de protesta contra la escasez de alimentos se extiende aceleradamente mientras el Gobierno confirma la inevitabilidad de las restricciones en la venta de carne. La dirección gubernamental y la del sindicato Solidaridad a duras penas consiguen hacer frente a la explosión de descontento en la población.

El Consejo de Ministros, reunido para examinar el sombrío informe sobre el primer semestre del año (descenso del 12% y del 11 % de las producciones industrial y agrícola, respectivamente, caída del 17% de las exportaciones), calificó la situación económica de amenazadora y subrayó que era absolutamente necesaria la reducción de las raciones de carne de 3,7 a 3 kilos por persona y mes.Para el Gobierno, la prioridad absoluta de la política a seguir está en detener una inflación que no deja de crecer y en reabsorber urgentemente el gran excedente de masa monetaria provocado por la baja de la producción y el simultáneo incremento de los salarios, que los polacos no pueden gastar ante la falta de bienes de consumo en el mercado.

La disyuntiva gubernamental ante esta situación es muy delicada: restablecer el equilibrio en el mercado mediante medidas impopulares o caer en el círculo vicioso de un endeudamiento exterior que permita garantizar importaciones masivas. En principio parece que el Gobierno ha prescindido de esta última salida, optando por correr el serio riesgo de producir una explosión de descontento popular. A este respecto se recuerda en Varsovia que los problemas alimentarios y salariales constituyeron en junio de 1956 y en agosto de 1980 el detonante de las grandes rebeliones obreras.

La población, de la que la propia Prensa polaca afirma que parece próxima al "umbral de resistencia a la crisis", no da la impresión de estar dispuesta a ceder. Las reacciones y la crispación se generalizan a pesar de las explicaciones oficiales basadas en las estadísticas económicas y a los intentos mediadores de Solidaridad.

Solidaridad, desbordado

La sede del sindicato en Varsovia está inundada de telegramas procedentes de empresas de todo el país que reclaman las anulación inmediata de la reducción de las raciones de carne y una acción urgente por parte de los trabajadores.La dirección sindical da la impresión de verse desbordada por sus bases, y las huelgas salvajes o las convocadas sin consultar a la KKP, órgano supremo del sindicato, se suceden sin parar.

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Ayer trescientos empleados de los transportes urbanos de Varsovia realizaron una huelga salvaje que sólo pudo ser dominada por la intervención conjunta de la sección de Solidaridad en la empresa y la central de la capital, que posteriormente formaron una delegación que acordó con el alcalde una entrevista para hoy con los empleados.

Casi simultáneamente estallaba una huelga salvaje en una empresa textil de Varsovia, que fue suspendida por los trabajadores tras intensas discusiones. En algunas localidades, los mineros se niegan a trabajar los sábados, y en la región minera de Silesia, amenazan con otra huelga.

En Gdansk, muchos trabajadores piden medidas a la central de Solidaridad, y en varias empresas, los obreros se han negado a aceptar los cupones de racionamiento para el mes de agosto.

Mientras tanto, en Lodz, por tercer día consecutivo, continuaron las manifestaciones de camiones y autobuses. Ayer fueron, 40.000 las personas que siguieron el desfile de los vehículos hasta el Ayuntamiento, donde, como en días anteriores, hicieron sonar sus cláxones durante tres minutos en señal de protesta por la escasez. Para hoy está prevista la Marcha contra el Hambre, en la que participarán exclusivamente mujeres y niños.

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