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París concede asilo condicional al ex presidente Banisadr

Treinta policías vigilan el edificio de la periferia parisiense de Cachan, en el que reside, desde ayer, el ex presidente iraní Abolhassan Banisadr, tras haber conseguido el estatuto de exiliado político de las autoridades francesas. El ex presidente de la República Islámica no podrá ejercer actividad política alguna en este país. A su llegada declaró que no volverá a Irán "hasta que el pueblo inicie su marcha por el camino de la democracia".

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En lo sucesivo no podrá dirigirse a la Prensa. Según su propia confesión, salió de la capital iraní anteayer. Un coronel y piloto, amigo suyo, había preparado su fuga desde hace varios días. En el avión viajaron también cuatro de sus colaboradores y Massud Radjavi, dirigente de la organización de extrema izquierda Mujaidin e Jalq. También se desplazó la tripulación del Boeing 707, compuesta de cuatro personas. Estas, al llegar al aeropuerto militar francés de Evreux, a cien kilómetros de París, declararon a la policía que el avión había sido secuestrado y que fueron amenazadas por los ex responsables iraníes, que les conminaron a dirigirse hacia Francia.Banisadr y sus amigos han negado esa versión, y anoche, el asunto aún no se había dilucidado. Los cuatro integrantes de la tripulación solicitaron permiso para regresar inmediatamente a Teherán.

El avión de Banisadr aterrizó en Evreux a las 4.30, hora de Madrid, de ayer. De antemano, los ex dirigentes iraníes habían solicitado permiso para entrar en el espacio aéreo galo. A las siete horas, el ministro de Relaciones Exteriores, Claude Cheysson, autorizaba al ex presidente a refugiarse en Francia. Banisadr firmó un documento como garantía de que no ejercerá actividad política alguna en Francia. Las autoridades galas le prohibieron ayer una conferencia de Prensa que había anunciado para las cuatro de la tarde.

Irán pide la extradición

Por su parte, las autoridades islámicas de Teherán solicitaron ayer mismo del Gobierno de París la extradición de Banisadr. Cheysson afirmó que "Francia tiene que ser tierra de asilo por excelencia. El caso de Banisadr es simple y, en todo caso, prueba que no sólo hay exiliados vascos".La llegada del ex presidente a París convierte a Francia en plataforma de la oposición al jomeinismo. En total, se calcula que actualmente Francia alberga 40.000 iraníes refugiados. En tiempos del régimen imperial conviene recordar que el imán Jomeini también había escogido Nauphle-le-Château, un pueblecito cercano a París, como refugio. Y desde aquí lanzó el último asalto contra el sha.

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Hoy, las tres grandes fuerzas representativas de la oposición iraní tienen sus antenas en Francia: los republicanos demócratas a cuyo frente figura el último jefe de Gobierno del sha, Shapur Bajtiar, que hace algunos meses se salvó milagrosamente de un atentado en su domicilio parisiense. Los partidarios de un régimen duro, apoyado en militares como el general Oveissi, que fue uno de los pilares de la represión en tiempos del antiguo régimen, pero que se ha distanciado de los monárquicos, que constituyen el tercer grupo de enemigos de la república de los mullahs.

Bajtiar, ayer, excluyó toda posibilidad de colaboración con el ex presidente: "El fundó la República Islámica, es responsable del terror y está en el origen de la catástrofe económica. Sus partidarios jamás tendrán un sitio entre los nacionalistas iraníes", dijo Bajtiar.

Las relaciones franco-iraníes, ya complejas y difíciles, pueden empeorar más aún con el nuevo refugiado político. Por otra parte, se espera que las autoridades de París adopten medidas adecuadas en favor de los franceses residentes en Irán. Ayer, en París, se recordó inmediatamente la aventura que vivieron los rehenes norteamericanos y su cautiverio de catorce meses.

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