Reagan se juega hoy a una carta la aprobación legislativa de su plan económico
Con el voto hoy, en la Cámara de Representantes del Congreso, del programa de reducción de impuestos propuestos por la Administración Reagan, el presidente norteamericano afronta el momento más crítico de sus primeros seis meses de mandato. Reagan espera una victoria, mientras los demócratas predicen una derrota. El presidente norteamericano se dirigió a los ciudadanos en una alocución televisiva, dentro de su campaña de apoyo popular para que el Congreso acepte el plan de reducción de impuestos. Plan considerado como vital por Reagan para conducir otra vez a «América por el camino de la prosperidad».
Los republicanos consiguieron hace un mes la aceptación por el Congreso de un espectacular recorte de presupuesto, principalmente en los capítulos de ayudas sociales. Mecanismo que, unido a la reducción de impuestos que hoy está en candelero, debería originar una corriente favorable a la recuperación de la economía norteamericana.Las propuestas de Reagan en materia de impuestos prevén una reducción del 25% de impuestos directos y de sociedades en el plazo de 33 meses, a partir del próximo 1 de octubre. El proyecto inicial era de una reducción del 30% en tres años.
Los demócratas ofrecen una contrapropuesta, con reducción de sólo el 15% de impuestos, para los próximos veintiún meses, dejando el 10% restante para el tercer año, en función de la evolución económica estadounidense.
«Los demócratas venden otra promesa vacía de todo contenido», dijo Reagan en su retórico discurso televisado. Añadió que los republicanos dan la primera reducción real de impuestos desde hace veinte años, como operación destinada a «devolver la grandeza a América». Con gráficos precisos, Reagan mostró a los telespectadores los beneficios de su plan y los inconvenientes de la contraoferta demócrata.
«El punto clave», replicó Thomas Tip O'Neill, líder de la mayoría demócrata en la Cámara, «es saber si usted gana más de 50.000 dólares al año (unos 4,5 millones de pesetas). De ser así, «le interesa el plan» de Reagan, puntualizó O'Neill, en una estrategia popular destinada a vender una imagen del partido republicano como «abogado de los ricos». O'Neill calificó al presidente Reagan de «super vendedor», tras su discurso televisado.
Los republicanos buscan una victoria política, mientras que nosotros queremos «una victoria económica para las familias trabajadoras», insistó Dan Rostenkowski, presidente del Comité de Procedimientos de la Cámara de Representantes.
Calificado de plan experimental por los líderes demócratas y ciertos medios financieros, el programa de reducción de impuestos se ha presentado también como una máquina generadora de inflación.
El presidente Reagan pidió en un tono populista que los norteamericanos «escriban, llamen por teléfono o visiten» a sus representantes en el Congreso para presionar por un voto positivo de su programa de reducción de impuestos.
Para vencer, Reagan debe obtener el voto mínimo de veintisiete senadores de la mayoría demócrata que controla la Cámara de Representantes.
Durante el pasado fin de semana, el presidente Reagan invitó a su residencia de Camp David a dieciséis congresistas demócratas, casi todos originarios de estados del sur y, del oeste de EE UU, que probablemente apoyarán al presidente. Sin embargo, Thomas Tip O'Neill predice un triunfo para los demócratas.
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