Familiares de dos jóvenes vascas denuncian su desaparición en México
Veinte días después de su aparente detención por la policía mexicana, en vísperas del viaje del presidente Calvo Sotelo al país azteca, sus familiares siguen sin tener noticias del paradero de Carmen Iturbe y Esperanza Iñarra, dos jóvenes vascas naturales de Mondragón (Guipúzcoa) y residentes en México desde septiembre de 1980 y enero de 1981, respectivamente.Las contradictorias noticias, de fuentes tanto españolas como mexicanas, sobre las causas de la detención, así como la peripecia más bien rocambolesca de una tercera persona, detenida en las mismas circunstancias y posteriormente deportada a Francia, no hacen sino aumentar la inquietud de los familiares de las dos jóvenes, temerosos de que tras la desaparición pueda haber una intriga de carácter político o policiaco.
Los familiares, según explicaron ayer en una conferencia de Prensa celebrada en Bilbao, han realizado gestiones a través de otros vascos residentes en México, del consulado de dicho país en Bilbao y de la secretaría del delegado del Gobierno en el País Vasco, Marcelino Oreja. Como resultado de estas gestiones -completadas luego con las de un abogado mexicano y el cónsul de Nicaragua en Bilbao- pudieron confirmar como hechos ciertos los siguientes: que el 3 de julio fueron detenidos en Oaxaca cinco residente vascos, entre los que se encontraban Carmen Iturbe y Esperanza Iñarra; que el día 4 fueron todos trasladados a México DF, donde fueron interrogados por la policía, en particular sobre si tenían o no problemas -se supone que políticos- para regresar a España. Pese a responder que no, en el acta de la declaración de las dos jóvenes -de la que se envió copia a la Embajada española- se hacía constar la mención «posibles implicaciones políticas»; que el día 8 de julio, los cinco detenidos se encontraban en una especie de prisión de tránsito.
A partir de esta fecha las noticias son especialmente contradictorias. Por una parte, se recibe de París una llamada de una compañera de las dos jóvenes de Mondragón, informando que ella ha sido deportada a Francia. Esta tercera joven explica que las autoridades de emigración le dieron a elegir «entre ser entregada a la policía federal o ser deportada a Europa». La joven -cuyo nombre no fue revelado en la conferencia de Prensa- eligió esta segunda opción. Adquirió un billete abierto con destino a Madrid y escala en París. Pero en el último momento, un funcionario del Ministerio mexicano de Gobernación comunicó a la deportada que el pasaporte sería entregado al comandante del avión, con orden de no devolvérselo hasta tomar tierra en Madrid. Asustada ante este planteamiento, la joven vasca, que viajaba en compañía de un amigo, consiguió en pleno vuelo sobornar a algún miembro de la tripulación, que le devolvió el pasaporte. Con él, la joven deportada desciende en París, desde donde telefoneó a los familiares de sus dos compañeras.
El día 16, con Calvo Sotelo ya en México, el cónsul de dicho país en Bilbao informó que Carmen y Esperanza habían sido detenidas por tener pasaportes falsificados y que habían sido deportadas a Nicaragua cinco días antes.
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