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Normativa sobre carga y descarga de sustancias peligrosas transportadas por carretera

Una nueva normativa sobre carga y descarga de mercancías peligrosas transportadas por carretera -aprobada el 22 de mayo pasado- apareció ayer en el BOE, coincidiendo con la publicación de diversos cambios en el Código de la Circulación, y con ella se deroga el real decreto de 29 de junio de 1979.El presente real decreto contempla las figuras de expedidor cargador, descargador y transportista, «dada su trascendencia jurídica y práctica y porque revisten gran importancia a efectos de fijar sus respectivas responsabilidades y obligaciones», dice el preámbulo del texto. Asimismo, detalla las condiciones de seguridad en las que debe realizarse la carga y la descarga de las materias peligrosas. Como consecuencia de esto, muchas empresas deberán modificar sus instalaciones y, a partir de ahora, tienen un plazo de seis meses para presentar a las autoridades el proyecto de adaptación.

En las instalaciones de carga será necesario instalar un sistema de control de la carga máxima admisible, con dispositivos de alarma óptica y acústica. El cargamento deberá ser minuciosamente inspeccionado tanto en el lugar de expedición como en su destino e incluso durante el transporte, y el resultado de las revisiones constará en unas hojas oficiales, cuyas características fija el decreto.

Según las nuevas normas, el conductor del vehículo se instruirá debidamente acerca de las particularidades de la materia que vaya a transportar y habrá de permanecer fuera de la cabina mientras duren las operaciones con gases licuados inflamables o tóxicos.

El recuerdo de Los Alfaques

La reciente normativa sobre las condiciones de transporte por carretera de sustancias peligrosas incide en los aspectos donde, al parecer, existe mayor riesgo. Esto es, durante la carga y la descarga del producto tóxico e inflamable.Una sobrecarga de la cisterna en el punto de origen, así como anomalías en el estado técnico de la misma, provocaron el trágico accidente ocurrido el 11 de julio de 1978 en el camping tarraconense de Los Alfaques, donde la explosión de un camión-cisterna cargado de propileno causó 215 muertos y 64 heridos de diversa consideración.

En el mismo mes de la citada catástrofe, tres personas murieron al estallar el gas carbónico de un camión cisterna que circulaba por la carretera nacional 102, Madrid-La Coruña. Después, en el mes de noviembre, dos personas murieron carbonizadas en San Cristóbal de los Angeles (Madrid), al precipitarse contra su vehículo un camión cargado de ácido clorhídrico. Y al principio del año 1978, otro accidente de similares características había causado la muerte a cinco personas en la carretera de acceso a Málaga.

Según las informaciones publicadas por entonces en EL PAIS, el mal estado de las cisternas, la sobrecarga de los vehículos y la dificultad de las rutas fueron factores comunes de dichos accidentes. Otra cuestión destacada fue la necesidad de capacitación de los conductores de materias peligrosas, reconocida por los propios transportistas, y de habilitación de las flotas de vehículos, de los que el 99% no cumplía la normativa que se publicó en 1979.

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