Una niña recién nacida, secuestrada en una clínica de Barcelona
Una recién nacida, que sólo contaba con tres días de vida, fue sustraída a su madre anteayer al mediodía de la clínica del Pilar, situada en la calle Balmes, 275, de Barcelona. La autora del secuestro fue una mujer de unos 45 años y fuerte complexión, vestida de blanco como si fuese enfermera, que a las 12.20 horas entró en la habitación 253 de dicha clínica y tomó a la recién nacida, argumentando que debían ponerle unas gotas.
En aquel momento se hallaban también en la habitación la madre, Isabel Domínguez Oriol, de veinticuatro años, y un tío de la recién nacida, quienes no sospecharon que ocurriese nada anormal. En cambio, el portero, instantes después, se sorprendió de ver salir a la referida mujer -entonces vestía un jersei negro encima de su traje blanco- llevando una criatura en brazos. La raptora tomó inmediatamente un taxi en la misma calle.
El portero llamó a la policía, que desplazó allí un coche patrulla. A noche aún no se había recibido ninguna llamada pidiendo rescate. Fuentes policiales indicaron la fuerte posibilidad de que se trate de alguien que deseara poseer un niño como si fuese propio, o bien de que alguien desease causar daño a la familia afectada.
Mercado de niños a medio millón de pesetas
Un médico indicó que existe, por desgracia, un mercado de niños y añadió incluso que su precio se sitúa alrededor de medio millón de pesetas. Debido a las dificultades legales que implica adoptar un niño -que serán suprimidas en una inminente ley-, existen personas sin escrúpulos que intentan procurárselos de modo criminal. Si la criatura es de pocos días y se cuenta con la complicidad de un médico o una comadrona, es teóricamente posible inscribir al niño en el Registro Civil como propio.Los padres de la niña residen en Sant Pere de Premiá, en la comarca del Maresme, a unos veinticinco kilómetros de Barcelona. En su domicilio no atendían ayer al teléfono, que parecía estar descolgado. El padre se apellida Vila Roig y pertenece a una familia de la clase media acomodada de Barcelona. El abuelo paterno de la criatura raptada fue durante años empresario textil, titular de una fábrica que cesó en sus actividades, al parecer como consecuencia de la crisis del sector. Por línea materna la situación económica de la familia es más modesta.
El silencio de la raptora o raptores hacía presagiar anoche que la obtención de un rescate no era, según las apariencias, el móvil del delito. La comisión del mismo tuvo efecto al día siguiente de haber sido divulgado por los medios de comunicación la detención de la presunta autora del secuestro y muerte de la niña Ana María Puerto, acaecidos en la localidad de Canovellas hace tres meses. Informaciones obtenidas ayer, según Efe, parecen confirmar que el móvil del secuestro de la niña de Canovellas fue cobrar un rescate de doce millones de pesetas, y que la única persona implicada en el mismo, y en el asesinato de la niña, sería Luisa Cunill.
El grupo de atracos de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona se responsabilizó de las actuaciones policiales. Se centraban de forma preferente en la identificación de la raptora y en la localización del taxi que la condujo a un lugar desconocido. Dada la obvia reacción de total rechazo que estos delitos originan, la policía confiaba en poder localizar fácilmente al taxista y obtener información útil.
En la clínica del Pilar fue imposible obtener ningún tipo de información. Es de indicar, a este respecto, la incomprensible facilidad con que se produjo la sustracción de la niña. No hay constancia de que vayan a adoptarse controles que impidan la repetición de estos hechos.
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