Acuerdo entre los sindicatos italianos para renegociar la escala móvil salarial

Los tres grandes gremios sindicales, CISL, CGIL y UIL, que controlan el 90% de los trabajadores del país, han llegado a un acuerdo en la noche del viernes, desmintiendo las voces que habían corrido de dramáticas rupturas entre las tres importantes confederaciones y entre los socialistas y comunistas de CGIL.Los tres gremios han firmado un acuerdo con el que se comprometen a tratar unitariamente con el nuevo Gobierno Spadolini, el primer Gobierno «no democristiano» desde hace 35 años, la espinosa cuestión de la escala móvil y del precio del trabajo. Después de meses de polémicas, sobre todo entre CGIL (comunista-socialista) y los otros dos gremios, CISL (democristiana) y UIL (socialista-republicana), sobre el mecanismo automático que ajusta el sueldo al coste de la vida, todo el sindicato está dispuesto, desde ayer, a llegar a un acuerdo definitivo con el nuevo Gobierno, después de una consulta entre todos los trabajadores inscritos a los diversos gremios sindicales.

La mayor dificultad a un retoque del mecanismo de la escala móvil estaba en los comunistas de la CGIL. Luciano Lama se oponía a tocar lo que él llama «una de las mayores conquistas de los trabajadores». Le respondían los secretarios generales de CSIL y UIL, Pier Carniti y Giorgio Benvenuto, respectivamente, que era necesario revisar el mecanismo de la escala móvil, precisamente, para defender el sueldo de los trabajadores, ya que hoy «la inflación es mayor de lo que se obtiene con la escala móvil». Por eso proponían imponer un techo a la inflación, por ejemplo, a un máximo del 15 % anual.

Si al final de año la inflación era mayor, entonces entraba de nuevo en vigor la escala móvil, para que el trabajador no resultase perjudicado. En realidad, la finalidad de los tres gremios sindicales era el defender al trabajador contra la inflación, pero con' mecanismos diversos. Evidentemente, existe un problema político de fondo que ha puesto en dificultad a los secretarios generales sindicales, sobre todo por las presiones recibidas por sus respectivos partidos. Pero el acuerdo ha llegado. Ahora los tres sindicatos negociarán con el Gobierno el freno a la inflación siguiendo uno de estos dos caminos: reduciendo los aumentos en los contratos de trabajo (como preferiría CGIL), o bien con reajuste de la escala móvil en el sentido explicado más arriba (como preferirían CISL y UIL). Pero lo importante es el documento con el que se comprometen a aceptar unitariamente uno de estos dos caminos de lucha contra la galopante inflación, que se come el poder adquisitivo.

Como afirmaba ayer el editorial de Il Messaggero, de Roma, este acuerdo ha desmentido «los profetas pesimistas de la víspera, que hipotetizaban catastróficas previsiones de ruptura interna del sindicato».

Después de haber condenado como «una operación de derechas» las precipitadas profecías de ruptura en el sindicato, añade: «Quien trabaja para ahondar el surco de los contrastes sindicales, trabaja en contra del poder sindical, y quien ataca el sindicato en esta fase de grave crisis política y económica, en realidad se opone a la estabilidad del sistema».