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Un japonés despedazó a una joven holandesa y se comió parte de su cuerpo

Un suceso criminal y antropofágico se produjo la semana pasada en París, pero los hechos no se clarificaron hasta ayer. Una estudiante holandesa, Renée Artewelt, de veinticinco años, y un estudiante japonés, Saga Usel, de 32 años, se conocieron hace algunos meses. Ambos estudiaban entonces literatura comparada en un curso de la Universidad parisiense de Censier.

El japonés se enamoró de la muchacha holandesa, que vivía en una buhardilla que le prestaba una familia francesa a cambio de ocuparse durante algunas horas de sus niños.La muchacha, que parece ser tenía novio, desapareció el jueves último de su domicilio, pero su amigo y la familia que la alojaba no empezaron a inquietarse hasta el día siguiente. Paralelamente, durante el fin de semana último, la policía se hizo cargo de dos maletas encontradas en el estanque del bosque de Bolonia, repletas de carne humana. Ayer, por fin, se estableció la relación existente entre la desaparición de la holandesa, las maletas trágicas y el estudiante japonés.

Este último recibió en su alojamiento a la holandesa el jueves pasado. En dos ocasiones, anteriormente, la muchacha ya lo había visitado. Ese último día, en un momento determinado, el estudiante «no pudo más», porque la holandesa no quería ser su amante, y con una escopeta le disparó dos tiros en la nuca.

Ante el cadáver, el japonés se asustó en un primer tiempo. ¿Cómo deshacerse del cuerpo? Pero no tardó en reaccionar en otro sentido. Con un cuchillo despedazó a la muchacha, «separando los trozos de carne más finos», según su propia confesión a la policía. Esos pedazos la depositó en la nevera, y los brazos, el tronco y la cabeza los metió en las dos maletas. Tras no pocas dudas, depositó estas últimas en el lago.

"Ganas de comer carne"

El estudiante contó ayer que «muy frecuentemente he tenido ganas de comer carne humana, y esto, desde hace ya mucho tiempo». En varias ocasiones, añadió, «cuando hacía el amor, me daban unas ganas enormes de comer a la mujer que estaba conmigo». El sábado pasado y el lunes se nutrió con algunos de los pedazos de la carne de la muchacha que había depositado en la nevera.

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