La Administración Reagan, en el "banquillo de los acusados" por su política monetaria
El Gobierno socialista de François Mitterrand sentó ayer a la Administración Reagan en el banquillo de los acusados, en el primer día de la reunión ministerial de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), al culpar a su política económica, especialmente en sus efectos sobre los tipos de interés y el dólar, de los problemas sociales y económicos de Europa.
En su intervención ante el consejo ministerial de la OCDE, y en unas declaraciones previas a la Prensa, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson, calificó de «intolerables» para la salud social y económica del mundo los elevados tipos de interés en Estados Unidos, así como el alto valor del dólar.Cheysson, cuya permanencia al frente de la política exterior francesa parece asegurada tras el fuerte avance de su partido en la primera vuelta de las elecciones legislativas, no hizo más que adelantar el fuerte ataque que hoy se espera, en el mismo sentido, por parte del ministro francés de Finanzas, Jacques Delors. El responsable de los asuntos económicos galos ya lanzó todas sus armas en contra de Washington en la reunión de ministros económicos de la CEE que tuvo lugar el lunes en Luxemburgo.
Las fuertes críticas francesas a la política económica de Washington no son más que un reflejo del profundo cambio que se está produciendo en la posición de Europa respecto a la política monetaria tan restrictiva que tiene en vigor la Administración Reagan. Esta política restrictiva se ha traducido en una escalada imparable de los tipos de interés y en un cambio del dólar tan elevado que produce fuertes tensiones en el sistema financiero internacional.
Claude Cheysson calificó esta situación de intolerable y la comparó en sus efectos a un «tercer shock del petróleo». «Con los tipos de interés al 20% y un dólar flotando en la estratosfera, no hay nadie que invierta en la industria», dijo el ministro galo.
La posición francesa en la reunión de la OCDE, que hoy concluirá en París, no parece tan aislada como sus fuertes palabras pueden dar a entender. Según algunos asistentes a la conferencia ministerial, existe una fuerte corriente de opinión, en la que se incluye el secretariado de la organización, que favorece un cierto giro en las políticas económicas ensayadas con escaso éxito hasta la fecha.
Los abogados de este giro argumentan que, de continuar la política económica de Reagan sin ninguna alteración, las consecuencias sociales en Europa, especialmente en el frente del desempleo, serían altamente costosas para los Gobiernos, especialmente para aquellos que hacen frente a elecciones en los próximos meses. Como informábamos ayer, la OCDE prevé este año un incremento de dos millones de parados en el área, además de los veinticuatro millones ya existentes.
Al margen de las consideraciones políticas, existen factores económicos crecientes que aconsejan una revisión profunda de las fórmulas monetarias ensayadas hasta la fecha para hacer frente a la crisis. Así, los gobernadores de los bancos centrales, en el informe anual del Banco Internacional de Pagos de Basilea, sugería abiertamente el lunes que «la política monetaria es insuficiente no sólo para hacer frente a la crisis, sino incluso para controlar la inflación».
El Gobierno socialista de Francia
Aunque las fórmulas de los gobernadores de los bancos centrales difieren en esencia de las recetas que puede poner en práctica un Gobierno socialista en Francia, la impresión reinante en la sede parisiense de la OCDE es que la reunión ministerial de la organización puede terminar este año con un giro en su política tradicional de coordinación de estrategias económicas.Un avance de esta posibilidad fue evidenciado por el representante norteamericano en el primer día de la reunión, el secretario de Estado adjunto. William Clark. Por su lado, el subsecretario para Asuntos Económicos, Myer Rashish, declaró a los periodistas, que «la Administración Reagan no piensa modificar su plan de recuperación económica, aunque entiende perfectamente que otros Gobiernos ensayen medidas económicas más adecuadas a sus particulares circunstancias».
«Estados Unidos no quiere unos tipos de interés altos, pero si este precio es para controlar la inflación, lo pagaremos», declaró Rashish.
Así las cosas, la reunión de hoy de los ministros de Finanzas y Economía promete ser otra batalla sobre la cuestión de los tipos de interés, la fuerte cotización del dólar y las nuevas medidas económicas que se deberían ensayar para contener el incontrolable aumento del desempleo en los veinticuatro países miembros.
Ayer, los ministros de Asuntos Exteriores se ocuparon, además de la política monetaria, de la ayuda al Tercer Mundo, el reciclaje de los petrodólares y temas de comercio internacional. En este último capítulo se insistió, por parte de Estados Unidos, en la necesidad de detener la fuerte ascensión del proteccionismo, así como el recurso de muchos países a estimular las exportaciones por la vía fiscal y mediante subvenciones.
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