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Los sondeos de opinión insisten en el triunfo de la izquierda francesa en las elecciones de mañana

Mañana, domingo, los franceses volverán a las urnas. Este domingo y el próximo, día 21, se celebrarán las dos rondas de los comicios legislativos, que darán, o no, al primer presidente socialista de la V República, François Mitterrand, una mayoría parlamentaria que le permita aplicar su política. Ayer se cerró la campaña electoral, desapasionada y sin grandes estridencias, por haber sido una continuación de la que precedió a las presidenciales.

Los institutos de opinión, sin excepción alguna, estiman que la izquierda puede conseguir una mayoría oscilante entre el 5 1 % y el 53% de los sufragios. La derecha confía en que un sobresalto de última hora de los franceses pueda darle la victoria. En vísperas de la primera vuelta electoral, la Bolsa de París acentuó ayer su baja, perdiendo los valores franceses una media del 2,2%, mientras el franco francés se tambalea.Los dos temas que- más han agitado a la Media Francia conservadora, y que pudieran influir en el resultado, son la libertad en la enseñanza y la presencia de ministros comunistas en el futuro Gobierno.

Lo cierto es que ni ha estallado la llamada «guerra escolar», ni la posible participación de los comunistas en el Gobierno ha adquirido los tintes trágicos de otros tiempos. Pero los líderes de la antigua mayoría presidencial, el gaullista Jacques Chirac en particular, así como la Prensa que le es favorable, han intentado dramatizar esos dos temas. Y más aún que la cuestión de los comunistas, la libertad de la enseñanza, es decir, la superviviencia de la escuela privada es puesta en entredicho a diario desde que comenzó la campaña electoral.

En estos medios de la enseñanza, sin duda alguna, la llegada de un socialista a la presidencia de la República. ha despertado todos los temores sobre el futuro de sus centros escolares. Y esto, a pesar de los «tranquilizantes», que, cada día también, les ofrecen el nuevo ministro de Educación, Alain Savary, el primer ministro Pierre Mauroy y los demás res ponsables del Partido Socialista (PS).

La "guerra escolar"

Hay que recordar algunos datos esenciales sobre la significación y los medios de la enseñanza privada en Francia. Lo que ya durante la III República se bautizó «guerra escolar» (entre la enseñanza pública y la privada, religiosa en su mayoría), se prolongó a lo largo de la IV República, encontró un modus vivendi al comienzo de la V República y, por fin, los últimos retoques aportados por el ex presidente Valery Giscard d'Estaing fueron como un «alto el fuego» que asentó definitivamente la existencia de las escuelas privadas, subvencionadas por el Estado.Actualmente, en Francia, de los doce millones de alumnos de primera y segunda enseñanza, dos millones pertenecen a la escuela privada. Cerca del 90% de éstos cursa su estudios en centros religiosos. El número de profeso res asciende a 180.000, y el de establecimientos escolares, a 30.000.

Los contratos que ligan al Estado y la enseñanza privada son de dos clases, aunque hay que excluir porcentaje mínimo de escuelas (el 10% que se mantienen totalmente al margen y no reciben ninguna ayuda estatal. La gran mayoría de las escuelas de primera enseñanza. firman un contrato simple con el Estado, según el cual este último les paga a los maestros y les financia también las cargas sociales. Casi la totalidad de los centros de segunda enseñanza privados establecen un contrato con el Estado que les garantiza, como a los anteriores, los salarios, las cargas. y, además, una subvención por cada alumno. En ambos casos, las escuelas privadas deben respetar los programas, los horarios y las reglas generales de la enseñanza pública. El resto de la vida escolar depende de las autoridades de cada centro

Servicio unificado y laico

Los socialistas, defensores legendarios de la enseñanza pública, ¿Representan un peligro para las escuelas religiosas? En todo caso, la victoria de Mitterrand ha despertado inquietudes. más o menos justificadas.El nuevo presidente anunció durante su campaña electoral que crearía «un gran servicio público, unificado y laico, de educación nacional». Su nuevo ministro de Educación, Savary, ha matizado ese principio afirmando que «no habrá monopolio en materia de educación y que la libertad de enseñanza será respetada».

En suma, la reforma que prevén los socialistas, a muy largo plazo, tras una concertación estricta con todas las partes interesadas, conduciría a un servicio público en el que se integraría la escuela privada. Esto es lo que no admiten los responsables de esta última.

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