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La letra de cambio debe ser sustituida por otros instrumentos financieros más ágiles

La financiación de las empresas extranjeras en España no es muy distinta hoy día de la que encuentra la empresa netamente española; pero un director financiero de una multinacional instalada aquí puede encontrar algunas sorpresas en un mercado como el español, tal como la letra de cambio, según la opinión expresada ayer por Gonzalo de las Heras, director general de Morgan Guaranty Trust Co. en España, en el último día del coloquio sobre «La empresa extranjera en España».

De las Heras abogó, en cierto sentido, por la sustitución de la letra de cambio, ya que su uso representa un coste elevado no sólo para las entidades bancarias, sino para las empresas, que, muchas veces, no tienen más remedio que hacer uso de ella.No obstante, el representante del banco norteamericano se congratuló de la reciente disposición del Ministerio de Economía, el pasado 14 de abril, en la que se levantaba la prohibición de acceso a las empresas con participación extranjera superior al 25% del capital a los mercados financieros. Esta disposición, según el banquero, «resuelve muchos problemas», especialmente a las compañías industriales.

La jornada de ayer del coloquio sobre la empresa extranjera en España, organizado por el Instituto de Empresa, la Banca Morgan y el Herald Tribune, se centró en los temas financieros de la empresa, el contexto político de la economía para las empresas extranjeras y los problemas de tipo humano, formativo y laborales de las mismas.

Martín Villa y Herrero de Miñón intervinieron sobre la situación política española en sus frentes autonómico y parlamentario. Ernest Lluch, del grupo socialista catalán, habló de la alternativa socialista y anunció que el, partido socialista prepara una revisión de su plan económico.

Enrique Puig, técnico comercial del Estado, intervino sobre el contexto legal de las inversiones extranjeras en España y de evolución histórica, así como el futuro de las mismas de cara a la integración en la CEE.

Por su parte, Edward Hodge, de la General Motors, habló de la programación de un equipo de personas en una empresa multinacional, y se refirió con optimismo sobre el comportamiento del entorno comercial, incluso laboral, en los primeros pasos de la empresa en España.

Manuel Soto, de Arthur Andersen, rechazó la idea de que en este país no se pueda planificar, a la hora de referirse a los problemas de gestión de las empresas foráneas instaladas en España.

«No es cierto que en España no se pueda planificar. Tan sólo una pequeña llamada de flexibilidad. No abusen de un criterio. estrecho ,y excesivamente normalizado en la implantación de sus métodos en la empresa que opere en España. No olviden que el español medio tiende a moverse entre dos extremos: el entusiasmo hacia lo que le atrae y el escepticismo y rechazo hacia lo que no comprende o lo que simplemente no le guste», dijo.

El debate prosiguió con la intervención de Diego Alcázar, director del Instituto de Empresa, que, refiriéndose a la educación empresarial, señaló que los. modelos educativos extranjeros no tienen garantizado el éxito en nuestro entorno, para acabar recalcando la necesidad de desarrollar un auténtico estilo empresarial alejado de filosofías estrictamente oportunistas y especuladoras.

En la sesión de la tarde intervino Ernest Lluch, que, al referirse sobre el reciente acuerdo sobre empleo, dijo que «no habría sido posible sin el ofrecimiento de contrapartidas sociales. El PSOE cree que el fatalismo económico de los últimos años queda atrás y que así lo demuestran ciertos indicios. Si el PSOE llega al poder en 1983, y creemos que así será, nuestra forma de actuar se ajustará a lo que hoy he expuesto, es decir, desde una posición de realismo político. Nuestra preocupación, no obstante, no es la de ganar las elecciones de 1983, sino la de que haya elecciones».

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