_
_
_
_

Calvo Sotelo vendió optimismo y libertad para salir de la crisis ante varios centenares de empresarios

Un mensaje de optimismo ante la crisis económica y una reiterada defensa de la libertad, junto a la afirmación de que no habrá elecciones generales hasta 1983, fueron los aspectos más destacados de la intervención del presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, en un almuerzo-coloquio con varios centenares de empresarios organizado con motivo del 25º aniversario de la Asociación para el Progreso de la Dirección, que preside el liberal Antonio Garrigues Walker.Calvo Sotelo, que se mostró inusualmente brillante y no dudó en descalificar cortés pero firmemente algunas pretensiones proteccionistas que aparecían en algunas preguntas, inició su intervención -en respuesta a las palabras de presentación de Garrigues Walker- significando la importancia de que una institución liberal y abierta como APD hubiese cumplido veinticinco años, «período tan dilatado que sólo suele ser superado por los regímenes autoritarios».

Calvo Sotelo, consciente del auditorio a que se enfrentaba (allí estaban desde Solís Ruiz y López de Letona. a conspicuos liberales y socialdemócratas), aseguró de entrada que se encontraba muy a gusto entre hombres de empresa. «He vivido en la empresa cerca e veinticinco años. y he aprendido mucho». Para a continuación referirse a la desconfianza habitual de los empresarios hacia los políticos: «Alguna tranquilidad pueden tener ustedes cuando saben que alguien que ha aprendido casi todo en la empresa preside el Gobierno».

Tras esta introducción, que causó cierto efecto, el presidente del Gobierno basó su exposición en dos temas económicos de actualidad: el decreto de reconversión industrial y el acuerdo sobre empleo -que todavía no ha sido ratificado- entre empresarios, sindicatos y Gobierno. Sobre el primero de los temas, Calvo Sotelo insistió en la necesidad de que la industria s e adapte a la actual situación de la demanda y señaló que el decreto-ley es el marco inicial para reestructurar la industria española.

Sobre el segundo tema manifestó que «las gentes desconfían de los políticos porque piensan que no se ocupan de sus problemas, pero el hecho, del acuerdo sobre el desempleo demuestra que las clases dirigentes -empresarios, sindicatos y Gobierno- han sido sensibles a los problemas cotidianos de la gente. El acuerdo no supone una solución inmediata a los problemas, pero sí establece un marco para resolverlos».

Tras destacar la voluntad política del Gobierno de llevar adelante estos acuerdos, y la lección de responsabilidad y solidaridad que han dado los sindicatos y los empresarios, Calvo Sotelo detalló algunas de las medidas aportadas por su Gabinete al problema de la crisis y el desempleo:

- Una política monetaria que permita un crecimiento del crédito al sector privado en 1982 de tres puntos.

- Mantenimiento de la actual fiscalidad, con un incremento del 0,5% en la presión, mediante una mejor gestión y corrigiendo el fraude.

- Contención del déficit presupuestario, de manera que se mueva en torno al 3,6 o 3,7% del PlB.

- Vigilancia estricta del presupuesto de la Seguridad- Social de manera que el crecimiento real se sitúe entre el 10% y el 11 %, excluidas las pensiones, y el crecimiento total, entorno al 14 %.

- Reforma del sistema de la Seguridad Social que permita reducir el peso sobre los costes de trabajo en más de un punto.

- Inclusión en los Presupuestos de 1982 de medidas para fomento del ahorro, a través de un sistema de cuotas bloqueadas, e iniciación de un proceso de acercamiento de las vigentes desgravaciones para evitar el privilegio a determinados títulos de renta fija.

- Apoyo del Gobierno a la reducción de los costes financieros y los márgenes de intermediación, orientando debidamente su política de deuda pública.

En respuesta a Enrique Fuentes Quintana, que alabó el acuerdo sobre empleo por cuanto signinca una contención en los incrementos de costes. salariales y an factor psicológico que permita la recuperación, peroque, rijo stró su inquietud por la escasa vigencia del acuerdo, Calvo Sotelo (tras recordar a Keynes: «Todo político es esclavo de un economista vivo», y decir que los políticos españoles eran, si no esclavos, discípulos de Fuentes Quintana), afirmó: «Tengo el propósito de revisar el acuerdo de empleo todas las primaveras ».

A la pregunta del profesor Fuentes sobre si el Gobierno se iba a atrever a afrontar la impopularidad de restringir el gasto en los Presupuestos, el presidente le respondió con una cita de Hegel. «Habló de la terquedad de los hechos, porque no sabía del presupuesto. Los presupuestos son tercos, pero vamos a hacer el esfuerzo, por impopular que resulte, de restringir gastos. Esto no quiere decir que en un solo año pueda superarse la inercia de algunos ministerios en los presupuestos de años anteriores».

Calvo Sotelo compartió con el profesor Fuentes su preocupación por la liberalización de la economía y el juego de la iniciativa privada. «En todos los países suele haber un sector que espera siempre más del Gobierno, pero suele estar a la izquierda, junto a otro a la derecha que cree más en el mercado., Aquí nos falta este sector, porque quizá hemos estado acostumbrados a vivir en una economía, intervenida que funcionaba a través del BOE. Pero no basta escribir en el BOE para que los problemas se resuelvan».

La erótica de la inversión

El presidente del Gobierno respondió con singular firmeza a José María López. de Letona, que se quejó de la banda salarial acordada en el acuerdo sobre empleo y criticó la reforma fiscal en cuanto que no estimulaba el ahorro y la inversión. Calvo Sotelo le recordó a López de Letona que en el AMI, renovado hace unos meses por la CEOE, el 11% era el extremo mírilmo de una banda salarial que acababa en el 15%. Afirmó que estaban retocando en algunos aspectos el tema fiscal, pero que en ningún caso hacían contrarreforma, y anadió que «el acto de inversión tiene algo de erótico. Hace falta tener el .almacén vacío, las máquinas en producción y el reclamo de una demanda. Entonces es atractivo invertir, independientemente de que el acto se produzca en el mejor lecho del palacio de Versalles o debajo de un puente». En resumen, el presidente no cree que la inversión dependa de los estímulos fiscales del Gobierno. «Yo, cuando estaba en la empresa y tenía que decidir inversiones, lo hacía cuando éstas eran convenientes. Si luego el Gobierno dictaba medidas que favorecieran aquellas inversiones, nos reuníamos para felicitarnos en consejo de administración por los beneficios adicionales que nos deparaban sobre inversiones ya decididas».

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_