Profesionales del terrorismo prenden el fuego de la desestabilización en la democracia griega
Siete años después de la restauración de la democracia en Grecia, el fuego de la desestabilización volvió a encenderse esta semana en Atenas, cuando dos grandes almacenes del centro de la capital fueron pasto de las llamas, en un doble y extraño atentado terrorista.
Las fuerzas políticas griegas fueron unánimes al calificar estos incendios como actos de provocación contra el sistema democrático de gobierno reinstaurado en 1974, después de siete años de dictadura de los coroneles. Las próximas elecciones generales deben celebrarse en otoño y la mayoría de los sondeos y encuestas de opinión pública dan como favorito al movimiento socialista panhelénico (PASOK), de Andreas Papandreu.Los almacenes Klan datos y Athenee, situados a unos trescientos metros uno de otro, en la zona comercial de Atenas, junto a la plaza Omonia, quedaron totalmente destruidos en la madrugada del miércoles, al hacer explosión, casi simultáneamente, varias bombas incendiarias. No hubo desgracias personales, pero los daños fueron muy cuantiosos y seiscientos trabajadores ven en peligro su empleo.
En diciembre del año pasado, los dos mayores almacenes de la capital griega, Katranzos y Minión, fueron destruidos también en incendios provocados con una técnica idéntica que la utilizada esta semana.
En aquella ocasión, la acción terrorista fue reivindicada por una organización, hasta entonces desconocida, llamada Octubre 80. Grecia reingresó en el Mando Militar Integrado de la OTAN, tras seis años de ausencia a raíz de la crisis de Chipre, precisamente en octubre de 1980.
Las organizaciones que hasta el momento, han reivindicado estas nuevas acciones terroristas son igualmente desconocidas y su adscripción ideológica es confusa y contradictoria.
En cualquier caso, pocos dudan de que se trata de un trabajo hecho por profesionales, que saben cómo colocar unas bombas incendiarias altamente sofisticadas en el lugar donde su efecto sea más rápido y eficaz. Grecia es un país donde prácticamente no existe el terrorismo, y algunos atentados contra vehículos de militares o diplomáticos norteamericanos fueron realizados de una manera mucho más sencilla, en opinión de los expertos.
Con unas elecciones generales y decisivas a sólo unos meses vista, no es de extrañar que el tema haya pasado a la arena política. El líder de la oposición socialista, Andreas Papandreu, acusó al Gobierno de Georges Rallis de incapacidad manifiesta y exigió una investigación policiaca a fondo. Por su parte, el líder de la Unión del Centro, Mavros, dijo que el Gobierno no puede mantener el orden público, pese a que presume de que Grecia es «una isla de paz y seguridad en Europa». Los cuatro incendios de grandes comercios son la mejor prueba de que no es así, añadió Mavros.
Para el diario Athens News no existe la menor duda de, que los atentados terroristas están relacionados con acciones similares, aunque cruentas, como la de la estación de Bolonia o la de la sinagoga de la calle Copérnico, de París. Es decir, la extrema derecha trata con estas acciones de reinstaurar la dictadura militar desaparecida en 1974.
Sin embargo, las investigaciones de la policía griega parecen dirigirse hacia la extrema izquierda. Varios jóvenes de filiación anarquista han sido detenidos y todos los diarios publican las fotografías de las hermanas Lisa y Caterina Tsangarakis, a quienes se considera sospechosas de haber participado en los incendios. La descripción que ofrecen los diarios de la vida de las dos muchachas, de veintitrés y veinte años de edad, podría parecer hasta tópica: drogadictas, relacionadas con extremistas alemanas y propietarias de un piso en Atenas donde se celebraban orgías
La opinión pública griega, estremecida ya por los rumores sobre una supuesta conspiración militar dirigida contra el Gobierno actual y a favor de los encarcelados dirigentes de la Junta Militar que gobernó el país desde 1967 hasta 1974, no tiene la menor duda de que los incendios provocados de Atenas sean obra de la extrema derecha o de la extrema izquierda, de un grupo interior o de una organización extranjera; tienen un objetivo claro: minar el sistema democrático e influir en las próximas elecciones legislativas.
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