La moderación económica del PSOE
Si no hubiera sido porque la reunión convocada el pasado jueves por Felipe González y los economistas del PSOE con los periodistas económicos estaba prevista para una semana antes, y hubo de ser aplazada por un viaje del líder socialista, cualquiera hubiera relacionado de inmediato la filosofía económica expuesta en la reunión con la publicación ese mismo día de los resultados de una encuesta sobre las expectativas de voto ante unas eventuales elecciones generales que darían hoy una amplia ventaja al PSOE. Pero aunque la cita fuese anterior a la publicación de los resultados de la encuesta, el olfato político de Felipe González y de los cerebros económicos del PSOE se puso claramente de relieve al exponer una oferta económica moderada. indudablemente encaminada a vender la idea de que «no es tan fiero el león como lo pintan».Por lo demás, la rotunda afirmación de Felipe González, al declarar que "no hay mejor sistema que el de la economía de mercado», la actualización de la idea de que «en el prugrama del PSOE no hay ningún proyecto de nacionalización» -alusión intencionada e inteligente encaminada a tranquilizar a los empresarios demostrando una moderación del soclalismo español frente al programa nacionarlizador de Mitterrand en Francia, que ha provocado no pocas reticencias en el empresariado francés y claras reacciones en contra dentro del mundo financiero internacional-; la declaración por boca de los economistas del PSOE de que «los socialistas españoles no están en contra de las multinacionales», «no se oponen a la privatización de las pensiones», «sólo nacionalizarán la red eléctrica», «no se opondrían a la construcción de las centrales nucleares previstas en el PEN», aunque piensan que no hacen falta más; su propuesta de una política económica más audaz, con mayor crecimiento, aun a costa de un mayor déficit público y un mayor endeudamiento exterior; su defensa de la unidad económica, y, en definitiva, la moderación general de sus planteamientos económicos, tienen un claro destinatario y una indudable intencíonalidad polítita.
30 de mayo.
