El arzobispo de Pamplona pide moderación en la aplicación de la ley Antiterrorista

El arzobispo de Pamplona, José María Cirarda, y el consejo de Presbiterio Diocesano de Navarra difundieron ayer un documento- «llamada a la responsabilidad, a la concordia y a la esperanza»- en el que muestran su inquietud por la grave y preocupante situación de Navarra y proponen que se abra una vía de diálogo entre los sectores sociales de la provincia como medio para construir una comunidad en la que imperen la verdad, la justicia, la libertad y ta «universal fraternidad en nuestras relaciones internas, así como en las que tengamos con los demás territorios forales de Euskal-Herría y con todos los pueblos de España y del mundo».El importante documento del arzobispo de Pamplona y el consejo de presbiterio llama la atención sobre el problema del paro, el fenómeno del terrorismo, el apasionamiento del tema Navarra-Euskadi, el funcionamiento de las instituciones forales y la aplicación de la ley Antiterrorista. Los sacerdotes navarros consideran, con respecto al paro, que las autoridades estatales, forales o municipales deben adaptar disposiciones legales «que mitiguen la extensión de este mal», empleando sus posibilidades presupuestarias para absorber mano de obra. El documento critica veladamente a la Diputación Foral de Navarra (cuyo ejercicio de 1980 se cerró con un superávit de mil millones de pesetas), sin citarla, cuando considera que el mayor triunfo administrativo debe ser una política eficaz contra el paro y no «cerrar los ejercicios con superávit, que pudieran ser criticables, cuando toda inversión parece poca». Sobre este tema, el consejo de presbiterio invita en su documento a todos los sacerdotes navarros para que renuncien a la próxima paga extraordinaria de julio, «como un gesto de solidaridad con los parados».

Por lo que, respecta a la violencia y su represión, el documento sacerdotal afirma que debe condenarse sin paliativos de ninguna clase todo tipo de violencia, ya que «ninguna razón política, por legítima que pudiera ser, da derecho a que nadie se tome la justicia por su mano. Aunque se trate de combatir una injusticia, no puede pensarse en remediar ésta con otra mayor. El asesinato es siempre asesinato. El terrorismo, siempre terrorismo».

No obstante, el arzobispo de Pamplona y el consejo de presbiterio muestran su preocupación «ante quienes tienen responsabilidades de gobierno» en cuanto a la ley Antiterrorista y piden que se aplique con la mayor moderación posible. «No han de prodigarse detenciones en total incomunicación -a veces con torturas, según informes que nos llegan reservadamente o por los medios de comunicación social- cuyo final, muchas veces, es la libertad incondicional en cuanto detenidos pasan al juez competente», manifiesta el documento arzobispal. «La repetición de tales hechos produce inquietud y confusión y termina désprestigiando a lal propia ley y al concepto mismo de autoridad».

De otra parte, la carta pastoral expone su preocupación sobre la especial problemática sociopolítica de Navarra y asegura que en asuntos de esta índole «nadie tiene derecho a considerarse poseedor único de la verdad». En este sentido, el arzobispo y el consejo de presbiterio llaman la atención sobre los políticos, a quienes recuerdan que «el pueblo tiene derecho a esperar de ellos que vayan por delante de la comunidad, alentándola con ejemplos de comprensión, diálogo y eficacia en su gestión». Sólo por este camino consideran los sacerdotes navarros se puede construir la Navarra justa que el pueblo desea, que mantenga relaciones fraternales con los demás territorios forales, de Euskal-Herría y con todos los pueblos de España. «Una Navarra que sea celosa», afirína el documento, «de sus nobles tradiciones forales y cuidadosa de los valores culturales de su primitiva raíz vascona y de los otros que se han integrado a su ser a lo largo de la historia, hasta constituir su rica y variada identidad presente».