Conmoción en los cimientos del mundo financiero
Si la opinión pública se sintió ayer sacudida por el escándalo de la lista negra de los personajes que pertenecen a la logia masónica secreta P-2, en el mundo político y de las finanzas la noticia que más hizo temblar fue la encarcelación de los llamados «siete hombres de oro». Se trata de un grupo de banqueros e industriales que fueron detenidos el miércoles con mandato de la Magistratura de Milán, acusados de oscuras operaciones financieras, entre ellas la exportación ilegal de cientos de millones de pesetas y la implicación en conspiraciones masónicas y políticas.
Encabeza la lista el hombre más potente de Italia: Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y de la financiera La Centrale. Le siguen Carlo Bonomi, de una de las familias más importantes de las finanzas italianas, y Mario Valefl Manera, exvicepresidente de la Confindustria, junto con otros hombres de primera plana de las grandes finanzas del norte de Italia.
Bastaría el hecho de ver en la cárcel a Roberto Calvi para que el mundo de los negocios del país temblara. Al banquero hasta se le había retirado el pasaporte y por habérselo entregado de nuevo tuvo que dimitir últimamente Ugo Zilletti, vicepresidente del Consejo Superior de la Magistratura. La noticia de la ayuda prestada por el magistrado a un banquero acusado de oscuras operaciones financieras se conoció con el secuestro por parte de la magistratura de documentos en la logia masónica secreta P-2 de Licio Gelli.
En la Santa Sede existe mucha preocupación, ya que después del golpe de Sindona, que llevó a la cárcel en pocos meses a dos directores del Banco Vaticano, ahora ha seguido la misma suerte el director del Banco Ambrosiano, que estuvo siempre dentro de las grandes finanzas católicas.
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