Presentación del libro "Picasso: 1881-1981"
Prólogo de los actos conmemorativos del centenario del pintor
Entre los tesoros del Ermitage que se exhiben actualmente en el Museo del Prado de Madrid y las obras maestras de la pintura española, se presentó ayer por la tarde el libro Picasso: 1881-1981, que acaba de editar Taurus como aportación a la conmemoración del centenario del artista malagueño.
La obra, de carácter ensayístico y pedagógico, reúne la serie de once conferencias que se pronunciaron dentro del curso sobre Picasso celebrado en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, de Santander, durante la primera quincena de agosto de 1980.El director del Museo del Prado, J. M. Pita Andrade, el editor Jesús Polanco, el crítico de arte Antonio Bonet Correa y el director general de Bellas Artes, Javier Tusell, intervinieron sucesivamente en el acto de presentación.
«Este libro es resultado de una feliz coincidencia. Por una parte, el curso de verano de Santander», dijo el editor Jesús Polanco, «en el que una serie de especialistas ofrecieron una visión didáctica y escrupulosa de la obra de Picasso, un material que representa una oferta tentadora. Por otra parte, el deseo de Taurus de conmemorar el centenario del pintor malagueño con una obra que dentro del género ensayístico, propio de nuestra editorial, reafirmará nuestro apoyo a la pintura española».
Antonio Bonet Correa situó la singularidad de Picasso: 1881-1981 en relación con la extensa bibliografía picassiána en el hecho de ser un libro de síntesis y de interpretación, y distinguió los tres tipos distintos de trabajos que marcan la estructura interna de la obra: los que estudian las etapas fundamentales de la trayectoria artística de Picasso -Picasso cubista o Picasso surrealista-; los que tratan sus actividades concretas -ceramista, escultor o grabador-, y, por último, los textos propiamente críticos sobre la obra de Picasso.
A continuación, Antonio Bonet Correa expuso detalladamente el contenido del libro, que incluye, entre otros, un texto suyo dedicado a estudiar los vínculos de Picasso con otros artistas e intelectuales de su época y las repercusiones que tuvo su producción desde sus inicios hasta el final de la segunda auerra mundial. Este artículo aporta algunas novedades, textos inéditos o poco conocidos, como el que da cuenta de la propuesta que hizo José Antonio Primo de Rivera a Picasso de montar una exposición de su obra en Madrid, y la posibilidad que le brindó, ante la incapacidad del Gobierno para financiar un seguro, de que fuera la Guardia Civil quien protegiera el traslado de los cuadros.
Por último, Javier Tusell, director general de Bellas Artes, significó el acto de presentación de Picasso: 1881-1981 como una ceremonia auroral de las celebraciones del centenario de Picasso junto a la reciente aparición del libro de J. Palau i Fabre sobre el primer Picasso; celebraciones que se iniciarán oficialmente en Madrid el próximo día 28 de mayo con una exposición de su obra gráfica orillinal, que tendrá lugar en la Biblioteca Nacional.
«Que este acto se celebre en el Museo del Prado tiene un sentido muy especial», señaló Javier Tusell. «No sólo porque Picasso fuera su director nunca cesante durante el Gobierno de la República, sino también porque parece poner punto Final a ese antagonismo que siempre existió entre este gran líder de las vanguardias artísticas y la Administración española».
En calidad de historiador e investigador. Javier Tusell comentó una carta de Salvador de Madariaga, escrita cuando era embajador de España en Francia, en la que desaprueba cualquier apoyo oficial que se pudiera dar a Picasso en vista de su grosera conducta al eludir reiteradamente sus invitaciones a las fiestas diplomáticas.
Al término de la presentación del libro quedó legalmente constituida, ante notario, la Fundación de Amigos del Museo del Prado, bajo presidencia de Enrique Lafuente Ferrari. El objetivo de esta asociación es apoyar «nuestra pinacoteca nacional en esta difícil etapa de transición aunando esfuerzos, aportando ayudas, colaboraciones y donaciones, y, al mismo tiempo, organizar las posibilidades de estímulo y de difusión del Prado mediante acciones permanentes u ocasionales que creen en torno al museo un clima de atención».
Babelia
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