Las bolsas españolas mantuvieron sus trayectorias alcistas
El afirmar que las bolsas españolas son unos mercados provincianos, que acostumbran a ignorar las realidades que no les son prácticamente inmediatas, no constituye en sí ninguna novedad. Pero resulta. prácticamente imprescindible recordarlo para poder explicar el comportamiento de los mercados nacionales de valores a lo largo de la semana que hoy termina.Porque, ¿cómo es posible que con una situación tan poco propicia para animar a los inversores, como la que estamos viviendo en estos momentos, las bolsas estén inmersas en un proceso casi imparable y escasamente selectivo de ascensión?
La conjunción de la derrota electoral en las presidenciales francesas de Giscard, la ola de actos terroristas que han conmovido a la sociedad española, el atentado contra el Papa y la situación de zozobra en los mercados financieros internacionales que ha desencadenado la fulgurante ascensión del dólar, a quien han acompañado en su carrera los tipos preferenciales de interés, no han influido para nada en los inversores españoles,
Las razones en las que se sustenta este original comportamiento del mercado resultan también de lo más heterogéneo. Por una parte, estas son fechas en las que tradicionalmente acostumbra a subir la Bolsa en nuestro país, como consecuencia de la proximidad de las juntas de accionistas y de los pagos de dividendos que se realizan en los últimos días del primer semestre del año. Está además la reiterada inhibición de los posibles vendedores que no se deciden a ofrecer títulos en condiciones de mercado. Los apoyos, o sencillamente las tomas de posición que algunas entidades potentes han realizado en sectores como el eléctrico, son otro sumando a considerar. Las compras de extranjeros en Galerías o Dragados contribuyen a diario a alegrar unos valores que no contaban con especiales afectos por parte de los inversores indígenas. La demanda sobre valores de segundo orden, «chicharros» en el argot, con posibilidades, o con certeza de presentar beneficio este año, son también elementos a incluir en tan favorable evolución. Y, por último, está el análisis de los más optimistas, que manifiestan que la purga que han sufrido las bolsas españolas en los seis últimos años las ponen a salvo de sobresaltos de mal gusto.
Con todo, lo cierto es que las cotizaciones de un buen número de valores se encuentran en los niveles máximos del año, que a diario se observa un discreto fondo de firmeza que se muestra más que suficiente para contener las posibles bajas, y que las perspectivas para las sesiones inmediatas no indican ningún cambio drástico en la tendencia, aparte de las lógicas realizaciones de beneficios a que los nervios menos templados puedan dar lugar.
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