Empresa y mercado
El crecimiento de las importaciones y la disminución de nuestras exportaciones en 1980 pone de manifiesto la incapacidad de competencia de nuestros productos con los extranjeros, tanto en el mercado racional como internacional; las causas analizadas por las sabias mentes de los observadores económicos no alcanzan a ser resueltas, por el simple hecho de querer resolver simples problemas filosofando algebraicamente tal y como les enseñaron en las universidades bajo doctrinas nacidas de soluciones a situaciones económicas y sociales que distan mucho de ser las actuales, creo que hay que utilizar y tratar cada situación en su tiempo y en su lugar, no se pueden aplicar los mismos parámetros de escuela a situaciones que, por el contexto del tiempo y el lugar, necesitan nuevos parámetros de solución que las escuelas y universidades aún creo no tienen catalogados en sus libros.A veces pienso que, en muchos casos, la solución la tendría en su mano, y de hecho la tiene, el más torpe de los charlatanes de feria, sin más álgebra que las cuatro reglas mal aprendidas y su verborrea de palabra, que sabe utilizar para cada mercado de feria adaptando su comercio a la situación económica y social del lugar de trabajo, del sitio en donde se sitúa la feria.
Tendrían el empresaño español y el Gobierno, con sus sesudos consejeros económicos y de mercado, mucho que aprender de esa escuela del charlatán de feria en donde no existen las ayudas y subvenciones, en donde las reglas del juego son iguales para todos en leal competencia, sabiendo que sólo sobrevivirán. aquellos que se esfuercen en ofrecer de mejor forma las tres bes, bueno, bonito y barato.
De nada, o de muy poco, servirá al Gobierno la liberación del mercado financiero o un cambio en la política crediticia a medio o largo plazo, si antes no se acaba con las discriminatorias ayudas a empresas que, en algunos casos, por una mala gestión financiera arropada en la subida de salarios y el coste obrero, y en otros casos la falta de previsión en una reestructuración de un cambio necesario y acorde con su tiempo y su mercado, están inexorablemente destinadas a sucumbir, porque obsesionarse en seguir protegiendo empresias de botijos cuando existen la Cola Cola y los frigoríficos...
Indudablemente la ayuda necesaria, pero sin discriminaciones sabiendo a quién, y para qué se concede la ayuda, con amplia previsión de futuro y de mercado, saneando previamente la mentalidad del empresario español, obsesionado por costumbre en seguir estructuras caducas y hasta ahora bien remuneradas, tratando de mantenerlas jugando las cartas de la inflación y del paro como chantaje a una ayuda generalmente mal empleada.- .
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