Mediación papal para evitar una guerra civil en el Ulster
El Vaticano ha intervenido directamente en la crisis norirlandesa. John Magee, irlandés del Ulster y segundo secretario privado del papa Juan Pablo II, llegó ayer a Londres, se entrevistó con el ministro de Estado británico para Asuntos Exteriores, Peter Blaker, y posteriormente se dirigió a Belfast. Con el preso y diputado Bobby Sands moribundo, en su 590 día en huelga de hambre, la tensión aumenta constantemente en Irlanda del Norte, donde se suceden los atentados.
El Gobierno británico ha dado permiso a Magee para que visite a Sands en la cárcel de Maze. Con este gesto, que plantea problemas diplomáticos, el Vaticano pretende mostrar su «preocupación humanitaria por el caso». Sands está al borde de la muerte, acostado en una cama de agua sobre una piel de cordero para aliviar sus dolores, y con los codos y tobillos vendados para impedir que sus huesos quiebren la piel. Otro huelguista, Francis Hughes, en su 450 día de ayuno, empeoró ayer repentinamente.La policía continúa arrestando a líderes republicanos, y ayer un joven cabo del regimiento para la defensa del Ulster murió en una emboscada en Castlewellan.
El líder protestante norirlandés lan Paisley pidió ayer al Gobierno británico que enviara más tropas al Ulster, pues, si Sands llega a morir, se podría desatar en la región una «guerra feroz». Paisley señaló que las áreas republicanas se estaban preparando para un conflicto grave. La gente está comprando y almacenando víveres, y las tiendas han comenzado a reforzar sus escaparates.
Sands parece dispuesto a morir, y la primera ministra británica, Margaret Thatcher, no quiere ceder ante las presiones para otorgar un estatuto político a los presos republicanos del Ulster.
Por otra parte, el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, expresó ayer su «inquietud» por la tensa situación en el Ulster.
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