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Harold Lloyd, Cary Grant y Vicente Parra, en el cine de fin de semana

Comienza la apoteosis del fin de semana con la película de Harold Lloyd Cinemanía, realizada en 1932. Tras la sorpresa inicial de este excelente ciclo, aumentada considerablemente la pasada semana con la proyección de Ay, que me caigo, la película de hoy, viernes (segundo programa, a las 21.00 horas), nos ofrecerá de nuevo un panorama antológico de la capacidad imaginativa de Lloyd, disminuida quizá por las exigencias del sonoro. Es evidente que Lloyd se encontraba más cómodo en las películas mudas.

Las exigencias de la industria, sin embargo, eran muy fuertes, y sólo Charles Chaplin pudo eludir al principio de los treinta la obligación de adaptarse al cine parlante. Cinemanía (Movie crazy) relata las venturas y desventuras de un joven atolondrado en la mágica vida de Hollywood, situación de partida que Harold Lloyd utiliza tanto Para satirizar ese mundo al que él mismo pertenecía como para continuar el juego de ese muchacho tímido y osado a la vez, víctima de circunstancias adversas, que es recompensado por el triunfo final: la honradez vence a los tontos.Las estrellas de este fin de semana tendrán una variada continuación mañana, sábado. A las 15.45 horas, por la primera cadena, veremos la actuación de una figura peculiar del cine norteamericano: la perra Lassie, domesticada, entre otros, por una jovencísima Elizabeth Taylor y la vital Elsa Lanchester. Con La cadena invisible (Lassie come home), realizada en 1943 bajo la dirección de Fred McLeod, se iniciaba la serie sobre animales domésticos, que aún perdura en bastantes telefilmes americanos. De perros a mulas (no hay que olvidar a Francis), los animales servían para catalizar ternurismos o ironías en un afán de entretener a los espectadores del momento, atormentados por una guerra que, como todas, no parecía tener fin. De ahí, por ejemplo, que estos animales acaben teniendo una conducta heroica y ejemplar, como si de soldados se tratase.

Años antes, el cine americano había descubierto ya una capacidad satírica bien lejos de los sentimentalismos expuestos por los animalitos de casa. Buena prueba de ello es la espléndida Historias de Filadelfia, que hace ya justicia al trabajo de Cary Grant, destacando una de sus mejores películas. Catharine Hepburn (con quien Gran aumenta sus capacidades) y James Stewart acaban de componer el trío portagonista para una de las más representativas y mordaces comedias de Hollywood. Realizada en 1940 por George Cukor (de quien hace poco vimos otra de las importantes películas de este ciclo, Vivir para gozar, escrita, al igual que Historias de Filadefia, por Philips Barry), es un ejemplo de precisión narrativa y de ingenio.

Consideración que será imprescindible para contemplar ¿Dónde vas, Alfonso XII?, éxito sorprendente del cine español de 1958 y que mañana, sábado, podrá ser vista, a las 22.00 horas, en la primera cadena. Vicente Parra y Paquita Rico realizaron un trabajo que llegó a condicionar en parte su carrera futura: Parra intervino también en ¿Dónde vas, triste de tí?, y llegó, al cabo de los años, a editar un disco en el que cantaba Yo, que he sido rey. Paquita ha intentado, sin conseguirlo, emular ese éxito, pero acabó uniéndose a las demás «mi arma» para intervenir en la insólita El balcón de la luna. La película no pasa de ser un melodrama torpe e ingenuo que ya resultó divertido para muchos en su primitiva versión teatral, que escribió Juan Ignacio Luca de Tena: los jóvenes amores de Alfonso XII y su primera esposa servían tanto para divulgar las personales ideas monárquicas del autor como para adherirse a una moda de películas rosas que había implantado el cine alemán con su merengosa saga de Sissi. En España se continuaría aun con títulos como Cariño mío (también interpretada por Vicente Parra) o Un trono para Cristy (dirigida también por César Amadori).

El domingo podrán compensarse las intensas emociones que hoy suscite ¿Dónde vas, Alfonso XII? con el estreno de El valor, película italiana de 1955, realizada para mayor gloria del genial cómico Totó, desaparecido en 1967 y que muchos lectores recordarán al menos por su interpretación en Pajaritos y pajarracos o La Tierra vista desde la Luna, dirigidas ambas por Pasolini. Totó puede figurar en la relación de grandes cómicos de la historia del cine. La inteligente utilización que él mismo hacía de su feísimo rostro venía apoyada por un curioso sentido de lo absurdo, que da valor aun a la mayoría de sus interpretaciones. En Il coraggio figura también Gino Cervi como coprotagonista, y en papeles de menor importancia, dos estrellas de aquel cine italiano: Gianna María Canela y Paola Bárbara, a quien también recordarán muchos por las películas que interpretó en España, durante los años cuarenta.

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