_
_
_
_

Una célula eléctrica y un ordenador, culpables del aplazamiento

Los primeros en advertir que algo no funcionaba bien en la nave espacial Columbia fueron los propios astronautas, John Young y Robert Crippen, quienes detectaron la luz correspondiente a una célula de combustible centelleando en su cabina.Esta fue la primera avería, surgida media hora antes de la prevista para el lanzamiento. La segunda, minutos más tarde, afectó a uno de los cinco ordenadores que deberían velar, al unísono, por el buen funcionamiento del aparato durante el lanzamiento, el recorrido de las 36 órbitas y el aterrizaje a las 46 horas y media de vuelo.

La célula averiada, junto a otras dos, tiene por misión producir energía eléctrica mediante la reacción química entre el hidrógeno y el oxígeno, lo que permite el paso de una corriente de electrones entre un cátodo y un ánodo, fabricándose como subproducto moléculas de agua.

Los norteamericanos son los únicos, a raíz de las misiones Gemini, que utilizan este tipo de células de combustible para generar energía, y no es ésta la primera ocasión en que surgen problemas relacionados con su funcionamiento.

Concretamente, en abril de 1970 hizo explosión uno de los balones de hidrógeno que alimentaba una de las células del Apolo 13, poniendo en peligro la vida de la tripulación que viajaba hacia la Luna.

El oxígeno y el hidrógeno se encuentran en estado líquido a menos de 176 grados centígrados, el oxígeno, y de 251 grados, el hidrógeno.

El ordenador que falló es el que la nave llevaba de reserva, y cuya misión es precisamente controlar a los otros cuatro cerebros electrónicos de la Columbia, a razón de cuatrocientas veces por segundo. De estas computadoras dependen todas las operaciones necesarias para la navegación, así como el control de los miles de instrumentos que se encuentran a bordo.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En realidad, casi todo depende de la informática en la nave Columbia. En comparación con los Apolo, por ejemplo, la velocidad de los ordenadores es cuarenta veces superior, y su capacidad de memoria está multiplicada por cinco. Los miembros de la tripulación pueden hacerles más de mil preguntas. Y son los ordenadores los que han de calcular el retorno de la nave y definir la trayectoria que seguirá para tomar tierra, lo que hará como si fuera un planeador normal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_