La dignidad de los médicos
En los momentos en que escribo estas líneas se está llevando a cabo la negociación del conflicto del Hospital Provincial de Madrid. No sé si al publicarse lo que ahora escribo estará resuelto el problema. De todas formas, poco importa, ya que el tema que quiero abordar trasciende el ámbito propio del conflicto en cuestión. No acostumbro a escribir mucho, y hace tiempo que no toco el terna de los médicos y de la sanidad. Sin embargo, algunas de las manifestaciones expresadas por mis compañeros de profesión involucrados en el citado conflicto y sobre todo las realizadas por el presidente del Colegio de Médicos de Madrid casi me obligan a reflexionar sobre el tema.Mientras los términos de la discusión entre algunos médicos del Hospital Provincial (me resisto a llamar a un centro hospitalario «ciudad sanitaria») y la Diputación se mantenían dentro de los límites de la defensa de algunos intereses contrapuestos, la cuestión podría reducirse a un hecho episódico de mayor o menor importancia pero sin más trascendencia. El tema se desborda cuando para justificar unas reivindicaciones, sean las que sean, y son las que son y no vale ensañarse, se apela a la «dignidad de la profesión médica». Por ello, no es extraño que los que, como yo nos hemos dejado las pestañas durante muchos años defendiendo la dignidad de la profesión nos sintamos justamente indignados. Y, desde luego, yo me siento vejado como médico si alguien pretende defender mi dignidad desde posiciones harto confusas y discutiblemente dignas. Por ello sería muy conveniente que, de ahora en adelante, los médicos implicados en el conflicto se abstengan de hablar en nombre de otros compañeros y, por supuesto, se abstengan de hablar en nombre de la profesión genéricamente.
Yo también me abstengo de hablar en nombre de los médicos globalmente, pero estoy seguro que muchos de ellos, los que éramos «médicos jóvenes» hace diez años, y a los que representé durante bastante tiempo, compartirán mi punto de vista. Me duele, sin embargo, encontrar entre los nombres de los representantes de los médicos en conflicto algunos que un día fueron esperanza, para los que acabábamos la carrera, justamente de lo contrario, de lo que actualmente parecen defender. La dignidad de la profesión hay que defenderla todos los días, y no cuando nos dan un disgusto en el bolsillo. Esto va, sobre todo, por el dirigente de ese sindicato, que ni conozco, que ha descubierto, por lo visto, en las últimas horas los «agravios» que sufre la profesión.
Ha habido miles de ocasiones en los últimos quince años, por citar los más próximos, en los que manifestar nuestra protesta. Y algunos lo hemos hecho en repetidas ocasiones, con huelgas incluidas. Pero nunca me encontré en esas ocasiones con los nuevos defensores de la dignidad de la profesión. Bien es verdad que en aquellas ocasiones reclamábamos la mejora de la asistencia, una mejor organización hospitalaria, acabar con la vergonzosa asistencia ambulatoria de la Seguridad Social, etcétera.
En definitiva, reclamábamos y luchábamos por una dignificación del ejercicio de la profesión con la vista puesta en los enfermos, en la sociedad, buscando lo mejor para ella. Por ello, no podemos ocultar nuestro disgusto, yo creo que muchos médicos honestos, cuando, ante una tímida reforma organizativa de un hospital, en el sentido que reclamábamos hace años un sector de compañeros que jamás movió un dedo en las épocas más negras de nuestra soociedad ahora se rasgan las vestiduras. Y. sobre todo, clama al cielo, por la ignorancia que demuestra, la posición del actual presidente del Colegio de Médicos de Madrid. Yo, que me honro de haber colaborado con la anterior junta directiva, en tiempos de Paco García Miranda, no puedo menos que sorprenderme, por decirlo suavemente, ante la sarta de incongruencias que expresa en su artículo, publicado hace unos días en este mismo periódico.
Entre otras cosas, este buen señor pone como ejemplo de la situación sanitaria nacional las reformas que se intentan introducir en el Hospital Provincial de Madrid. ¡Ojalá! Querido colega, estudie el tema a fondo, porque la onda va por otro lado. Y hay que tener la suficiente responsabilidad y seriedad, a la hora de comprometer a un colegio de médicos, en el que estamos todos, con determinadas posiciones sin haber madurado la cuestión en profundidad. De lo contrario, doctor Matos, estaría usted poniendo definitivamente en peligro de muerte a la organización colegial. Este médico desde luego, no pasará por ahí. Y habrá que estar dispuesto a defender el honor de la mayoría de los médicos, que no pueden ni deben ser confundidos con algunos sectores de profesionales que defienden intereses muy concretos.
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