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Jubilado anticipadamente el jefe de la Policía Criminal de la República Federal de Alemania

Desde el 1 de abril, el presidente de la Policia Criminal Federal (BKA), Horst Herold, el creador de la caza de terroristas con computadora, ha cesado en su puesto «por motivos de salud». En la jubilación anticipada de Herold se entrevén discrepancias con el ministro federal del Interior, el liberal Gehardt Baum (FDP).

La década Herold, sus diez años al frente de la BKA, marcaron para siempre el estilo de lucha antiterrorista en la República Federal de Alemania. Herold, un fanático de la cibernética que se ganó el mote de mister computadora, aplicó las más modernas técnicas policiales para combatir el terrorismo urbano alemán surgido a comienzos de los años setenta.Con Herold desaparece un policía singular, un hombre que se autodefinía como «antifascista, sindicalista y socialdemócrata», y que desarrolló la persecución cibernética del terrorismo hasta un extremo que muchos llegaron a hablar en la RFA de la década orwelliana y sacaron a relucir la referencia a la novela 1984, con un Estado que lo controla todo. Fue probablemente su exceso dé celo lo que llevó a la jubilación anticipada (a los 58 años) de Herold, y no los motivos de salud alegados. El policía socialdemócrata Herold entró en colisión con el ministro liberal del Interior, Baum, que se esfuerza en controlar políticamente las actividades de la policía y los servicios secretos, que en tiempos de su antecesor tenían bastante mano libre.

Herold suspiraba con angustia cuando un interlocutor le echaba en cara el control cibernético de muchas personas y explicaba: «iOh, no saben ustedes lo que ocurre aquí cuando viene el encargado de protección de datos del Gobierno y empieza a husmear por toda la oficina como un perro de caza». Herold fue implacable en la persecución del terrorismo, y sentía una extraña admiración por los terroristas, a los que mencionaba como «el enemigo, gente excelentemente preparada, que no tienen nada que envidiar a los mejores agentes secretos». Sobre su trabajo, Herold había desarrollado toda una filosofía personal -«los terroristas son un producto de nuestra sociedad, del sistema que hemos creado»-, y afirmaba en círculos reducidos que «los políticos nos han dejado al problema».

En su celo, Herold se encerró a vivir en la misma sede de la Policía Federal Criminal (BKA), en Wiesbaden. Sobre la vida privada de Herold circula una version de que su mujer no pudo soportar ese tipo de vida y llegaron a separarse, aunque luego se reconciliaron.

En el acto de despedida, el pasado lunes, en Wiesbaden, Herold apareció, al lado de su esposa, emocionado al recibir la condecoración por sus servicios prestados.

Uno del los sueños de Herold, dotar a cada policía de una minicomputadora, para consultar el banco central de datos de la BKA, todavía no ha sido realizado. En su obsesión por objetivar la persecución de los criminales, Herold llegó a decir que el ideal sería la eliminación de los testigos en los procesos judiciales y dejarlo todo en manos de expertos encargados de probar científicamente la culpabilidad de los acusados.

Sobre el gran fracaso de la polícía en la persecución de los secuestradores del industrial Hanns-Martin Schleyer, el año 1977, Herold explicaba que la culpa fue de un policía que no consultó a la computadora.

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