Los médicos del Francisco Franco
En el periódico de su digna dirección del día 15 de marzo de 1981 aparece un artículo firmado por don Ismael Fuente, y titulado «Los médicos del Francisco Franco», en la que se me alude personalmente con nombre y apellidos, citándome como ejemplo ello que «asustaría la lectura de m¡ nómina y de que soy al mismo tiempo médico del hospital, decano de la Beneficencia Municipal y miembro del Consejo de Administración del Hospital Provincial», se supone que como ejemplo sumo de inmoralidad e incompatibilidad.Desde luego, me limito a apelar a su honorabilidad respecto a mi derecho de: réplica, porque no pretendo, ni es mi estilo, ejercitar acciones ni administrativas, ni civiles, ni penales, ya que no soy hombre político y lo he demostrado a lo largo de mi carrera, y si he ostentado algún cargo en el hospital nunca ha sido durante la época de la llamada por ustedes «dictadura franquista», sino, por el contrario, durante la democracia y sólo por méritos de antigüedad y con la conformidad del presidente y del pleno de la Diputación actual.
Empiezo por decir que el planteamiento general del artículo del señor Fuente me parece demagógico e impropio de seriedad informativa, y creo que el diario EL PAIS ha perdido una buena oportunidad de hacer una crítica razonable y constructiva, en la que, desde luego, debe servir como parámetro de medida la tesis del libro de ustedes, de reciente publicación, en la que dicen que, por desgracia, en nuestra querida España prima la chapuza sobre la profesionalidad a cualquier nivel, incluso de elites directivas, que se contemplan.
Por lo que respecta a mi caso personal, usted comprenderá que me tenga que sentir justamente molesto cuando le explique que mi cargo de decano de la Beneficencia Provincial, nunca Municipal, del que ya he cesado por voluntad propia, llevaba anejo el de miembro del Consejo de Administración del Hospital Provincial, y que ambos tenían una retribución meramente simbólica, y le puedo asegurar que me han supuesto mayores satisfacciones espirituales que materiales, y grandes preocupaciones, y una dedicación que nunca han tenido contrapartida.
Respecto a mi supuesta desorbitada nómina, expongo a su consideración y a la de los lectores que ostento la condición de funcionario después de dos oposiciones y categoría de jefe de servicio, que tengo una antigüedad de nada menos de 38 años de servicio, percibiendo en la actualidad una retribución neta de 140.000 pesetas mensuales, soportando unas retenciones impositivas de 41.848 pesetas mensuales, según lo acredito con fotocopia de la nómina que adjunto le acompaño. Comprenderá usted mi disgusto e indignación cuando, después de 38 años de servicio intachable, me encuentro citado como paradigma de todos los males, nunca ofendido, pues no ofende quien quiere, sino quien puede, y, en mi caso, la ofensa no tiene lugar.
Le ruego que en consideración al respeto que deben de merecerle los datos ciertos e inequívocos de lo que a mí afecta disponga la publicación adecuada de la presente carta y rogándoles, por favor, que los médicos del Francisco Franco, y en este caso, el mío propio, me considero honrado y satisfecho de pertenecer al mismo, y de haber prestado y seguir prestando mis servicios profesionales y nunca políticos, como tratan algunas personas de hacer ver a la opinión pública./
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