La lucha deportiva contra Suráfrica se individualiza
La reacción de los países del Tercer Mundo contra el apartheid de Suráfrica se concreta cada vez más. Tras el acuerdo del Consejo Superior del Deporte Africano en el sentido de no volver a boicotear grandes competiciones internacionales, como en el pasado, el Comité Especial de las Naciones Unidas, constituido para llevar el tema, publica ya habitualmente las listas nominales de los deportistas que han tenido relaciones con el régimen racista de Pretoria. La inclusión en la «lista negra», paradójica denominación, les supondrá implícitamente la prohibición de participar, como represalia, en un centenar de países tercermundistas. El críquet, deporte típico inglés, ya ha proporcionado el primer caso sonado.
El pasado día 26 de febrero, el Gobierno de Guyana decidió deportar al jugador del equipo nacional inglés de críquet Robin Jackman, por sus conexiones surafricanas. Según informó en estas mismas páginas el corresponsal de EL PAIS en Londres, Andrés Ortega, el Consejo Inglés de Críquet acordó, como contestación, boicotear el segundo partido de su gira por el Caribe, que se debía disputar en la capital, Georgetown. Rashley Jackson, ministro guyanés de Asuntos Exteriores, declaró que su Gobierno había investigado los antecedentes dé Jackman tras su llegada al país el domingo anterior, en sustitución de un lesionado, y había encontrado que sus actividades iban en contra del espíritu de Gleneagles. Este acuerdo, uno más, denuncia el apartheid y desaprueba los contactos deportivos, concretamente de los países de la Commonwealth, con Suráfrica. Jackman, casado con una surafricana, blanca, lógicamente, se ha entrenado en el país austral los últimos once inviernos.El incidente de Guyana no llegó a la suspensión de la gira inglesa por las Indias Occidentales gracias a la intervención mediadora de los propios primeros ministros de Jamaica, Antigua y Barbados. En la capital de esta última isla, Bridgetown, donde se llegó a un arreglo, se jugó el sábado pasado el último encuentro. Pero la situación alcanzó uná tensión que sólo antes había tenido similitudes con el rugby, deporte «vanguardia» en los probelemas con el apartheid. Sin ir más lejos, como última noticia de otro país de la Commonwealth, Nueva Zelanda, el primer ministro de este país, Robert Muldoon, mostró una vez más, a principios de semana, su oposición a la próxima gira que los famosos All Blacks, selección nacional de su país, piensan realizar por Suráfrica. Abra ham Ordia, presidente del CSSA -Consejo Superior del Deporte Africano-, amenazó incluso ayer en Canberra (Australia) con el posible boicoteo de los próximos Juegos de la Commonwealth de Brisbane, en 1982, aunque ya no es «su estilo».
Se olvidan los conflictos
Pasados los Juegos Olímpicos de Moscú y el boicoteo patrocinado por Estados Unidos -sin que cambiase un ápice, por ello, la situación en Afganistán-, la normalidad ha ido llegando poco a poco al deporte internacional. Sin embargo, nuevamente el ya viejo tema del racismo surafricano vuelve a la palestra.Unicamente pequeños problemas de «adaptación», tras el desaire de muchos países occidentales a la URSS y, en general, a los de la órbita socialista, turbaron inicialmente la reconciliación posolímpica. En el Reino Unido, por ejemplo, fue significativa la omisión de los cinco atletas que ganaron medallas de oro en Moscú -Sebastián Coe, Steve Ovett, Daley Thompson, Alan Wells y Duncan Goodhew- en la lista de «honcires reales» concedidos con motivo del año nuevo.
Ya el 20 de septiembre, sólo con la condición soviética de que no hubiese clasificaciones oficiales por países -para evitar la comparación, aunque luego ganó oficiosamente, tanto en hombres como en mujeres- y control antidoping -nada extraño ya-, se enfrentaron Estados Unidos y la URSS en la reunión de atletismo de Tokio, de nominada Tomeo de las Ocho Naciones. Los restantes países fueron: Gran Bretaña, Italia, Polonia y Finlandia, que sí estuvieron en Moscú, y la RFA más Japón, que tampoco fueron, como los norte americanos. Empezaban a quedar olvidadas las ausencias soviéticas -como de la RDA- en competiciones posolímpicas con disculpas vagas de falta de entrenamiento. En natación, la normalización ya es absoluta desde primeros de año, También en atletismo, deporte rey y baremo para medir la normalización, la URSS envió a Estados Unidos un equipo reducido, pero con atletas contrastados, para intervenir en varias reuniones entre finales de enero y primeros de febrero, Ludmila Kondratieva -medalla de oro en 100 metros lisos-, Vera Komsissova - 100 vallas-, Tuchkov -bronceen 110 vallas- y Aksinin -cuarto en 100- fueron nombres de garantías. Para este verano, en Moscú - 10 y 11 de julio- y Leningrado - 1 y 2 de agosto-, se disputarán dos encuentros entre ambos países.
Pero si estas relaciones vuelven a la normalidad, determinados deportistas, en cambio, empiezan a tener problemas, pues verán cerradas las puertas de unos cien países del Tercer Mundo. Nombres conocidos, como los tenistas Guillermo Vilas, argentino, o los norteamericanos Stan Smith, Pat Dupre, Bob Lutz, Cliff Richey, Mel Purcell o Dick Stockton, y los golfistas Nick Faldo, británico, o Lee Trevifío, también norteamericano; el boxeador Mike Weawer, campeón mundial estadounidense del peso semipesado, versión Asociación Mundial, y otro británico, el famoso jugador de criquet Geoffrey Boycott -apropiado apellido- son algunos de los implicados en la «lista negra» publicada por el Comité Especial de la ONU contra el apartheid. Todos ellos han tenido relaciones deportivas de algún tipo con Suráfrica.
Una primera lista había sido publicada en enero con nombres hasta septiembre de 1980. La nueva, con 185 de 22 países y en 10 deportes, actualiza el tema. Se incluyen en dicha lista 83 tenistas, 46 jugadores de golf, 28 de rugby -26 del equipo francés que realizó en otoño una gira por Suráfrica y 2 ingleses-, " 9 boxeadores, 5 gimnastas -todos alemanes occidentales-, 2 ciclistas, 3 luchadores, 1 atleta -corredor de maratón-, 3 tiradores y 1 esquiador acuático. La mayoría de ellos no son muy conocidos, pero algunos lo fueron incluso en el pasado, como el caso del ex campeón mundial de los grandes pesos de boxeo, norteamericano de color, Floyd Patterson.
Estados Unidos, que parece protagonista en todo, tiene la mayoría de implicados: 44. Le siguen 39 británicos, 33 franceses, 15 alemanes, 7 belgas, 7 australianos, 7 de Zimbabue, 5 suizos e israelíes y 3, o menos, de Holanda, Italia, Yugoslavia, Dinamarca, Austria, Brasil, Argentina, Canadá, Nueva Zelanda, Yugoslavia, Suazilandia, Costa de Marfil y Lesoto.
Los restantes nombres relativamente conocidos se reducen casi exclusivamente al tenis. El suizo Gunthardt, el belga Boileau, el yugoslavo Ostoja y, sobre todo, los alemanes Bettina Bungel Peter Elter y Rolf Gehring. Este, titular con Pinher en su equipo nacional de Copa Davis, dio la gran sorpresa en el reciente torneo internacional de Bélgica, disputado en Bruselas, al eliminar en octavos de final a Bjorn Borg por 7-6 y 7-5. Después llegaría hasta las semifinales. Por otro lado, uno de los dos jugadores de rugby ingleses de la lista es Bill Beaumont, capitán de la selección y elegido mejor jugador mundial de la temporada pasada. Se enfrentará precisamente el sábado, en Twickenham, cerca de Londres, a Francia, en el partido decisivo del Torneo de las Cinco Naciones. RTVE retransmitirá, en cambio, el Escocia-Irlanda, desde Murrayfield, que no tiene interés. Tras la publicación de esta lista es muy posible la celebración de manifestaciones antiapartheid,
Ultimos ejemplos
El Comité Belga protestó ya en el reciente torneo de tenis de Bruselas por la presencia de Kevin Curren y Fred Mac Millan, cuarto finalista y finalista, respectivamente, en dobles. El tenis, aunque hasta ahora se haya soslayado, es el más «culpable», al haber muchos jugadores surafricanos. Si la campaña se centra actualmente a nivel individual, no global, ya se ve que la mayoría de afectados son prácticamente de este deporte. Por ejemplo, tres norteamericanos más -Tim Gullikson, Fritz Buehning y Erik van Dillen- participarán en los campeonatos de Suráfríca, del 7 al 13 de abril, en Johannesburgo, según anunció la Prensa de esta ciudad el pasado día 12. Son tres candidatos más a la lista. Cabe recordar que Borg y McEnroe suspendieron, a última hora, un encuentro de exhibición que iban a disputar en Suráfrica el pasado otoño sólo por la intervención de Arthur Ashe, el mejor jugador de color que ha tenido Estados Unidos, ante McEnroe. Pero no todos los negros -como el ya citado Floyd Patterssonse comportan igual. El boxeador, peso pesado surafricano Gerry Coetzee, sexto en el ranking mundial de la AMB -y que tampoco es el primer caso, aunque no parece tener esta vez problemas de visados-, debutó en su gira por Estados Unidos, en Honolulú (Hawai), el pasado sábado, ^ante el norteamericano de color George Chaplin. Le venció por puntos en diez asaltos y ninguno se debió acordar del apartheid a la vista de la bolsa.Las puertas se pueden cerrar, pues, para bastantes deportistas en muchos países tercermundistas. Es el problema más grave, pero no el único. La política interviene continuamente en el deporte. De un lado y de otro, antes de los Juegos de Moscú, por ejemplo, un equipo chileno de ciclismo no pudo participar en unas pruebas en Polonia al no concederle este país los visados de entrada. Chile, naturalmente, boicoteó los Juegos de la URSS en cuanto lo hizo Estados Unidos.
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