UCD descarga toda la culpa del conflicto de la Ciudad Sanitaria Provincial en su actual director
El grupo de diputados provinciales de U CD, en el pleno celebrado ayer para debatir el conflicto actual en la Ciudad Sanitaria Provincial, echó toda la culpa del mismo sobre él director del centro, doctor José Luis Barros, al tiempo que, de una manera un tanto confusa, intentaba argumentar que el deterioro del hospital podía achacarse también a las tensiones internas del PSOE, que culminaron con la dimisión de Carlos Revilla. Por su parte, la izquierda se dedicó a centrar el conflicto como la reacción de un grupo minoritario de médicos en defensa de sus intereses personales, y anunció sus proyectos de mejorar las condiciones laborales y de promoción para todo ese colectivo, al tiempo que pedía a UCD que adoptara una postura definida.
El pleno fue muy largo y a veces tedioso, con el agravante de que, en opinión de los mismos diputados, no ha tenido la menor utilidad. La izquierda, a través de diferentes intervenciones, dejó claras sus posturas: los expedientes contra los dos médicos seguirán su camino, y se sobreseerán sólo si se demuestra que no existió nada sancionable, y no por presiones de nadie. El convenio de franja no se admite, y se reitera el apoyo a la gestión del doctor José Luis Barros como director. En varias ocasiones se pidió a UCD que se definiera a su vez sobre estos puntos concretos, dado que en una ocasión el ucedista Juan Manuel de Santos manifestó estar en contra de ese convenio de franja, pero sin aclarar si hablaba a título personal o en representación del grupo. Al final, UCD prefirió no manifestarse, en base a que no tenía información suficiente para hacerlo.En la tribuna del público estaban presentes varios médicos, altos cargos en el hospital, así como Ciriaco de Vicente, secretario de política sectorial del PSOE. Las expectativas que había suscitado el pleno, sin embargo, no se vieron luego confirmadas, debido sobre todo a la descoordinación y a la falta de una estrategia clara de la oposición, quien remachó continuamente la idea de que el equipo de gobierno de la izquierda no había hecho nada en cuanto al hospital desde la toma de posesión, en abril de 1979.
Enrique Castellanos lanzó fuertes ataques al doctor Barros, tomando datos de una entrevista publicada en el periódico Cisneros, órgano de la Diputación Provincial, en la que el citado doctor se consideraba a sí mismo como no experto en el trabajo de dirección. Se le acusó además de autoritario, elegido a dedo y de haber tenido frecuentes roces con la mayoría de los médicos restantes, además de ser el asesor falaz, de María Gómez de Mendoza, de quien se quiso dar la impresión de ser una-pobre inocente-engañada-por sus-malos-consejeros.
Al contrario, la propia Gómez de Mendoza y otros diputados de izquierda reiteraron su apoyo al doctor Barros, enumeraron las medidas positivas que, en su opinión, había tomado desde que accedió al cargo, hace mes y medio, y afirmaron que fue elegido por el Consejo de Administración con el voto a favor de los tres representantes de los médicos.
Enríque Castellanos advirtió, al final de la sesión, que si no se llega a una solución negociada con los médicos podrían derivarse consecuencias imprevisibles, y citó como tales que los mejores médicos se marchen a otros centros o que la Seguridad Social rescinda el convenio con el, hospital. Acusó continuamente la izquierda, como hicieron también todos su compañeros de grupo que intervinieron, de ocultar documentación, de ofrecer datos falsos a la opinión pública a través de la Prensa.
A su vez, José Borrell, diputado de Hacienda; María Gómez de Mendoza, presidenta del Consejo de Administración de la Ciudad Sanitaria, y Luis Larroque, vicepresidente primero de la Diputación, insistieron en que las reformas comenzadas por la Corporación podrían ser suscritas perfectamente por una derecha progresista, por cuanto se dirigen a recuperar el control de las actividades médicas en un centro que es público.
Anunciaron profundos cambios en el reglamento interno del hospital y la promoción profesional y retributiva del colectivo médico.
Plaza de gerente
A continuación de ese primer pleno se celebró otro, exclusivamente para tratar de la creación de la plaza de gerente, así como la contratación de otros veintiún médicos adjuntos. UCD votó en contra en ambas cuestiones, por estimar que debían sacarse a concurso -oposición, con carácter público, y al hecho de que no se fiaban de que las elecciones personales fueran realmente imparciales.
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