Creciente adquisición de consorcios mineros por las grandes compañías petroleras norteamericanas
Las recientes adquisiciones y ofertas de compra de importantes empresas mineras norteamericanas por parte de consorcios petroleros está provocando una reacción de críticas entre diversos sectores económicos.En tales observaciones; se censura a las multinacionales del petróleo, por no invertir más de sus enormes beneficios en intensificar nuevos recursos energéticos, en vez de adquirir empresas mineras y de carbón.
En la pasada semana, la Standard Oil hizo una oferta para adquirir por 4.000 millones de dólares la empresa minera Amax, en cuyas operaciones ya tiene una participación del 20%.
Otra multinacional del petróleo, la Standard Oil Company, de Ohio, adquirió también la pasada semana la empresa minera Kennecott, por 1.770 millones de dólares.
Y una tercera empresa con fuertes intereses petroleros, la Joseph E. Seagram, trataba de adquirir el consorcio minero Joe Mineral, por 2.000 millones de dólares.
En operaciones anteriores, las multinacionales del petróleo ya habían adquirido importantes empresas o acciones de empresas dedicadas a la extracción de recursos naturales, entre ellas la Conoco, la Gulf, la Royal Dutch Shell y la Standard Oil de Indiana.
Entre las críticas que se hacen desde sectores económicos a esta penetración de las multinacionales del petróleo en consorcios mineros, una señala la preocupación y el temor de que se retrase el desarrollo de recursos energéticos alternativos por falta de inversiones suficientes.
Desde sectores liberales, opuestos a los descontroles de precios energéticos, que favorece la actual Administración Reagan, se censura el hecho de que los enormes beneficios de las multinacionales del petróleo se utilicen en esta diversificación de sus operaciones fuera del sector energético.
Otro motivo de preocupación por esta fuerte presencia de las empresas petroleras en sectores mineros sería por el potencial y deliberado frenazo a la expansión de estos sectores mineros, menos rentables que el petróleo.
Pero la defensa de las multinacionales petroleras en estas adquisiciones mineras se basa en la necesidad de diversificar sus recursos, como garantía de estabilización a sus accionistas.
Al mismo tiempo, las empresas petroleras señalan que sus inversiones en el sector energético siguen batiendo marcas y cifras de años anteriores.
Y como ejemplo señalan que el volumen de perforaciones en busca de nuevo petróleo en Estados Unidos es ahora el más elevado de los últimos veinticinco años.
Críticas y polémica
Pero las críticas y la polémica continúan y todo hace pensar quq seguirá según continúe el abierto interés inversor de las empresas petroleras hacia sectores mineros.Las críticas de que los grandes beneficios de las multinacionales del petróleo no se invierten de la forma más eficiente en momentos de escasez de capital, no se cree que vaya a detener esta tendencia de adquirir coiiglomerados mineros y de empresas del carbón y de extracción mineral deseosas de recibir ampliaciones de capital para superar sus problemas de liquidez.
La legislación norteamericana tampoco impide que los beneficios del petróleo se inviertan libremente, aunque también se detectan ya reacciones pidiendo un recorte legal hacia esta amenazante tendencia al monopolio petrolero-minerol que pone en pocas manos el grueso de los recursos energéticos y naturales.
En 1980, los beneficios de las empresas petroleras fueron los más altos de las empresas norteamericanas, con cifras superiores al 30% de incremento sobre el año anterior.
En conjunto, los beneficios de las petroleras representan una tercera parte del volumen de beneficios del sector industrial de Estados Unidos.
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