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El alcohol y los psicofármacos tienen más costes sociales que las drogas ilegales

Por problemas de índole personal que no pudieron resolverse a última hora, el profesor McKenna, de la Universidad americana de Stony Brook, no se presentó en el salón de actos de la Caja de Ahorros de Madrid, donde ayer concluyeron las sesiones del Simposio Nacional sobre la Droga en la Juventud, que se iniciaron el pasado lunes, 2 de marzo. Los participantes coincidieron en señalar que tanto el alcohol como los psicofármacos conllevan mayores costes sociales que las drogas ilegales.

La intervención del profesor de dicha universidad neoyorquina era esperada con cierta expectación, ya que, según el programa del simposio, pensaba comentar los métodos actuales que se emplean en uno de los países pioneros del consumo de drogas -en su versión moderna, por lo menos-, en la, rehabilitación de drogadictos. Las intervenciones en este apartado se limitaron a la exposición hecha por el doctor Ramón Cavero, que dirige actualmente el centro de rehabilitación abierto por la Cruz Roja en la calle de Fúcar, de Madrid, y al doctor Freixa, del Hospital Clínico de Barcelona.El doctor Ramón abandonó las actitudes moralistas respecto del problema de la drogadicción o toxicomanía, término que él empleó, para, a pesar de declararse en contra de esta práctica, señalar que las razones de cualquier adicto para ingerir droga son las razones de la gente normal. «Son motivaciones», puntualizó el doctor Ramón, «que están en cada uno de nosotros», y resumió las diferencias que separan al toxicómano tradicional del actual en varios rasgos generales: el grado de inserción en la sociedad, mayor en el primer caso, la edad que se ha rebajado consideramente entre los adictos modernos y el consumo de diferentes drogas, fenómeno que resaltó como absolutamente nuevo.

A partir de estas diferencias estableció dos grupos esenciales entre los toxicómanos que llegan al centro madrileño de la Cruz Roja: el formado por consumidores de droga legal (aunque nunca de alcohol, sino de anfetaminas o psicofármacos de consumo masivo) y el de aquellos que utilizan básicamente las ilegales (heroína, cocaína, etcétera). En ambos casos señaló como los catorce años la edad aproximada de iniciación a este consumo.

El doctor Ramón se extendió en los minutos finales de su intervención sobre la metadona, droga que manifestó haber utilizado ampliamente durante sus años de trabajo en Suiza, y a la, que calificó de inútil en el tratamiento de los síntomas de abstinencia en adictos a la heroína y otras drogas.

Los jóvenes y el consumo de hachís

En el apartado del simposio dedicado a las medidas sociales destinadas a poner freno a este fenómeno de la drogadicción juvenil, intervinieron los doctores Vicente Pastor y el profesor Juan Rof Carballo, y el doctor Del Rey, el primero de los cuales incidió en algo que ya había señalado el doctor Ramón Cavero: la gravedad fundamental de drogas legales, como el alcohol, que en nuestro país sigue siendo la droga que más costes sociales representa (según aclararía el doctor Ramón), e incluso el simple y vulgar tabaco consumido en España por siete millones de personas.

El doctor Pastor hizo referencia también a los psicofármacos consumidos en proporciones gigantescas según estadísticas de 1979, que supondrían unos cinco envases por español en dicho período de tiempo. En el mismo año citó también Vicente Pastor datos relativos al consumo de hachís, que se evalúan aproximadamente en el 41,4% de la población juvenil española. Por las mismas razones de salud que se han venido aduciendo a lo largo de todo el simposio, el doctor Pastor abogó por la limitación en la producción de alcohol y en las importaciones de tabaco, proponiendo campañas difusoras de los efectos negativos de estos estimulantes en los medios de comunicación, capaces de paliar el efecto de las campañas publicitarias intensivas, mientras, por supuesto, se declaraba partidario de que las drogas ilegales continúen siéndolo por muchos años.

El profesor Calle explicó los efectos cerebrales de las drogas que se resumen en la hiperfunción del hemisferio derecho, que altera, entre otras cosas, la percepción lineal del tiempo, por tanto, la percepción del tiempo convencional. El aumento de la creatividad que muchas veces han señalado los artistas en relación con determinadas drogas, se explicaría también por esta potenciación del hemisferio derecho cerebral, que, en palabras del profesor Calle, se puede conseguir también con estimulaciones de otro tipo, por ejemplo las técnicas de la meditación trascendental o el Zen. « Las cosas que suceden tras la ingestión de ciertas drogas y que parecen mágicas», dijo, «se deben a que dichas sustancias liberan un cerebro que se encuentra muy reprimido bioquímicamente, ya .que los alucinógenos rompen los niveles de estructuración del cerebro, suplantando a los mensajeros químicos».

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