"La reunificación de Corea debe respetar los dos regímenes sociales"
El presidente de Corea del Norte, Kim il Sung, acaba de rechazar una propuesta de su homólogo del Sur para iniciar conversaciones en Seúl sobre la reunificación de la península coreana, dividida en dos partes desde el armisticio de 1953. Kim il Sung ha calificado de burlesca la invitación a acudir a la capital adversaria, pese a que el presidente surcoreano había asegurado que estaba dispuesto a garantizar su seguridad personal, en respuesta a una iniciativa reunificadora del lider norcoreano. Este episodio pone de actualidad, una vez más, la tensión permanente que se vive en ese lugar del mundo, estratégicamente situado entre la Unión Soviética, China y Japón, con un régimen comunista en el Norte del país y un ejército norteamericano instalado en el Sur, que apoya al régimen prooccidental.
Las iniciativas para disminuir la tensión en Corea han sido frecuentes en los últimos años, pero todas ellas se han saldado sistemáticamente con el fracaso. La última se produjo el pasado otoño en Pyongyang, capital de Corea del Norte, cuando el presidente Kim il Sung aprovechó la presencia en su país de una nutrida representación internacional -que asistía al sexto congreso de su partido- para proponer la reunificación de Corea, sobre la base de un Estado confederal que respetara los distintos regímenes sociales del Norte y del Sur.Inicialmente, parece absurdo pensar en que dos sistemas radicalmente distintos puedan coexistir y ser gobernados desde un organismo común, pero es evidente que la propuesta norcoreana está destinada, principalmente, a obtener un reconocimiento de facto de Estados Unidos, así como a marginar en lo posible a los dirigentes del Sur, aprovechando la mala imagen ofrecida por éstos en los últimos años.
¿Cuáles son las bases desde las que Corea del Norte ha lanzado la propuesta reunificadora? La fundamental es el acceso del país a niveles, de riqueza relativamente importantes -2.000 dólares de renta per capita, según ellos; algo más de mil, según fuentes de Hong-Kong-, que le permiten practicar una especie de ostopolitik a la inversa. Con dieciocho millones de habitantes, su población activa supera la de España, gracias a la incorporación masiva de la mujer al trabajo. La esperanza de vida es muy alta -73 años-, debido a un sistema sanitario extremadamente avanzado; dispone de industria muy estimable, le sobran recursos pesqueros y minerales, pero le falta terreno cultivable y ciertas materias primas -petróleo-, así como brazos para trabajar, que, por el contrario, son abundantes en el Sur. Por otra parte, la férrea organización social del Norte, en la que no cabe más pensamiento que el del líder, hace de dicho país un bloque monolítico frente a la inestabilidad del Sur.
Sucesión hereditariaJunto con el tema de la reunificación, el régimen norcoreano tiene el problema de la sucesión de su líder. A sus 68 años, Kim il Sung dirige el país con ayuda de la vieja guardia de las guerras contra Japón y los norteamericanos, a los que se ha sumado una selecta tecnocracia formada en la fidelidad al partido y al líder. La esencia autocrática del régimen ha permitido resolver el problema por el procedimiento de nombrar sucesor al propio hijo del presidente, Kim Jong II. Pero si esta cuestión de futuro parece resuelta -con tan singular sistema-, ciertamente no se ven perspectivas similares para la reunificación, cuestión que constituye el objeto principal de la entrevista realizada en diciembre pasado con el líder norcoreano.
Pregunta. El norte y el sur de su país tienen regímenes sociales diferentes. ¿Cómo podría concretarse la fórmula de reunificación?
Respuesta. Desde la liberación hasta hoy en la parte norte de nuestro país se ha establecido el regimen socialista, y en la parte sur el régimen capitalista. Dada esta situación, juzgo que para lograr la unidad nacional y la reunificación de la patria no se debe mantener absolutamente el régimen de una de las dos partes. Por eso, no proponemos la unificación de los regímenes, sino, en primer lugar, la unificación de la nación, a fin de aliviarla de su sufrimiento por la división.
Proponemos reunificar la patria mediante la fundación de una república confederal en la que el Norte y el Sur, sobre la base del reconocimiento y tolerancia recíprocos de las ideologías y regímenes existentes, instituyan un Gobierno unificado nacional con participación igualitaria y, bajo la jurisdicción de este Gobierno, ejerzan autonomía regional con iguales facultades y obligaciones.
Sería conveniente que en ese Estado unificado, de carácter confederal, se instituyan una asamblea nacional confederada suprema con igual número de representantes del Norte y del Sur, y un adecuado número de delegados de los compatriotas en el extranjero; y, dentro de la misma, un comité permanente confederado, con la atribución de dirigir a los gobiernos regionales del Norte y del Sur y atender al conjunto de trabajos del Estado confederal.
P. ¿Qué piensa usted de la situación en el sur de Corea?
R. Hoy en Corea del Sur los fascistas militares, instigados por Estados Unidos, perpetran arbitrariedades y pisotean la libertad y los derechos del pueblo.
P. ¿Qué perspectivas ve usted para el movimiento comunista internacional?
R. El movimiento comunista internacional es una poderosa fuerza revolucionaria; no cabe duda de que, cuando avance unido, jugará un gran papel en la lucha contra el imperialismo y por la paz. Pero hoy los partidos comunistas y obreros no están unidos ni cohesionados, siendo incapaces de desempeñar como es debido el papel que les corresponde en la revolución mundial.
Relaciones con España
P. ¿Cómo enfocan ustedes sus relaciones con los países de Europa occidental? ¿Tienen interés en establecer relaciones con España?
R. Nosotros deseamos establecer las relaciones de amistad sobre la base del principio de coexistencia pacífica y llevarnos bien con los países capitalistas que tratan amistosamente a nuestra nación.
Es posible, a nuestro parecer, establecer las relaciones estatales con España sobre la base de los principios de la igualdad completa, el respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos internos, así como desarrollar las relaciones comerciales o el intercambio cultural.
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