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El Polisario reitera su voluntad de diálogo con Marruecos sobre el Sahara

En estos cinco años, el movimiento saharaui se ha dado a conocer internacionalmente, logrando considerables éxitos en los campos político y militar. Sin embargo, la solución negociada del conflicto continúa alejada, tras haber fracasado las iniciativas adoptadas por la Organización para la Unidad Africana (OUA) para imponer un alto el fuego y celebrar un plebiscito sobre la autodeterminación. La idea de una consulta electoral ha sido calificada por el Polisario de rebasada, a la vez que ha señalado a la ONU como el marco más oportuno para hallar esa solución política.La RASD ha sido reconocida diplomáticamente por 45 países (el último en hacerlo fue Vanuatu, en enero pasado), de los que veintiséis, una mayoría, son miembros de la organización africana. La entrada de la República Saharaui en la OUA es considerada ahora por el Polisario como una simple formalidad administrativa, cuestionando el derecho de Marruecos a impugnar tal reconocimiento.

En agosto de 1979, extenuada por la guerra, Mauritania acordó retirarse de ésta, abandonando la zona del territorio que le fuera asignada por los acuerdos tripartitos de Madrid, convertida rápidamente por Rabat en la 37 provincia del reino. No obstante el hecho de no haber reconocido a la RASD, Mauritania ha normalizado sus relaciones con el Polisario.

El clima de las relaciones saharaui-españolas ha mejorado también sensiblemente, una vez liberados los 35 pescadores españoles que había capturado el Polisario el pasado año. La firma, por dos representantes del Gobierno español, de un comunicado conjunto en el que se reitera la posición de España en favor de la autodeterminación de los saharauis ha sido calificada por el Frente como una eficaz contribución al restablecimiento de los derechos del pueblo del Sabara occidental.

Superioridad militar

En el aspecto militar, el Polisario considera que ha demostrado su superioridad sobre el Ejército expedicionario marroquí, a lo largo de las tres fases diferenciadas que han determinado la estrategia del Estado Mayor marroquí.En una primera fase -opina el dirigente saharaui Mohamed Abdelaziz- el conflicto se caracterizaba por un deseo de: Rabat de controlar militarmente el territorio. Para ello tuvo que diseminar sus fuerzas y mantener múltiples guarniciones. La guerrilla saharaui, exenta de las obligaciones que impone la defensa de posiciones fijas, hizo uso de su mayor movilidad y conocimiento del terreno para golpear por sorpresa los acantonamientos de sus contrincantes.

A partir de 1977, la segunda fase del conflicto se caracterizó por la decisión de Marruecos de reducir el número de posiciones fijas y aumentar el de efectivos móviles, A iniciativa del general Dlimi se crean as columnas Uhud y Zallaga, con la misión de peinar todo el Sahara occidental y limpiarlo de elementos del Polisario.

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El conflicto, sin embargo, adquirió un sesgo diferente cuando una parte sustancial de tales contingentes fue hostigada en los contrafuertes del Uarkiz, al sur de Marruecos, infligiéndoles fuertes pérdidas.

Las fuerzas marroquíes consiguieron establecer un corredor hasta la guarnición sitiada en Zag, al precio de una formidable concentración de 26.000 hombres, llegados desde Ngueb.

La operación destinada a avituallar Zag marcó una nueva etapa del conflicto, que progresivamente fue desplazándose hacia territorio no cuestionado de Marruecos. La tercera fase de la guerra se inició en los últimos meses del año pasado, con una reorganización del dispositivo militar marroquí, tendente esta vez a la defensa y conservación de la parte útil del Sahara occidental, por medio de la construcción de una línea Hassan, construida por una muralla de 460 kilómetros de largo, salpicada de fortines y casamatas, y defendida por campos de minas, destinada a unir la localidad de Tan-Tan a Bojador, englobando el triángulo El Aaiún-Asmara-Bu Craa.

Los primeros veintiséis kilómetros ya edificados de esta muralla inútil -según el Polisario- sufrieron en enero pasado los embates de las unidades del Frente, a unos veinticinco kilómetros de Bu-Craa.

Revolución a la iraní

Interlocutor válido, el rey Hassan II ha dejado de ser el único poder con el que el Polisario entiende poder llegar a una solución negociada que preserve la integridad territorial del Sahara occidental. La emergencia de un poder militar, en Marruecos, de una revolución a la iraní, no es descartada por el dirigente saharaui Bachir Mustafá Sayed.En varias ocasiones, el Polisario se ha referido a la existencia de contactos con fuerzas políticas marroquíes e incluso ha apelado, en un mensaje de fin de año, a «discutir con no importa quién, en Marruecos, a condición de que sea capaz de realizar la paz y edificar el marco natural de las futuras relaciones saharaui-marroquíes ... ».

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