Salvar la democracia

Viene de página 11sino un ataque frontal contra la democracia y la Constitución refrendada por el pueblo.

Los poderes fácticos y los sectores antidemocráticos del país se sienten ya lo suficientemente fuertes como para iniciar esta ofensiva, primero reventarán el partido de derecha, que a duras penas ofrece una imagen más o menos liberal, a continuación vendrán elecciones generales, que lógicamente ganará el partido mayoritario de la oposición; al llegar a este punto, la ofensiva será brutal y despiadada, no dejando resquicio para que el partido mayoritario pueda gobernar.

Como la situación internacional será sumamente delicada para Occidente, la involución podrá llegar con suma facilidad, siendo su grade, según la conveniencia que los poderes internacionales dicten en aquel momento.

Sobre la conveniencia o no de no haber realizado la ruptura, hay puntos favorables y contrarios para las dos opciones, pero lo que sí es evidente es que nuestra democracia está escrita, pero carece de contenido.

Cuando los sectores antidemocráticos de nuestro país estaban en completa retirada, tal vez hubiese sido el momento de pujar más, y ahora posiblemente se tendrían muchos menos problemas tácticos de operatividad y poder tomar decisiones que en cualquier país occidental es cosa sabida.

En el proceso histórico en que nos encontramos nada más cabe pedir: «¡Salvemos la democracia!»./