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CIENCIA

Severo Ochoa presenta la obra de Ramón y Cajal "Historia de mi labor científica"

«Aunque no conocí personalmente a Ramón y Cajal, cuando inicié mis estudios de medicina él se acababa de jubilar, me considero un discípulo suyo y sus Recuerdos de mi vida y Reglas y consejos sobre la investigación científica han sido fundamentales para afirmar mi decisión de dedicarme a la investigación científica». Con estas palabras de homenaje, Severo Ochoa resumió ayer sus sentimientos hacia la persona de Santiago Ramón y Cajal en el transcurso del acto de presentación en Madrid de la obra del gran investigador Recuerdos de mi vida, agotada y prácticamente desaparecida desde 1923.

Severo Ochoa recalcó también su extrañeza de que siendo español un genio de la talla de Cajal, a quien sitúa a la altura de Galileo, Newton, Darwing o Pasteur, no hubiera existido en los jóvenes españoles de manera más general una vocación investigadora, situación que esperaba ver cambiar tras la publicación de una obra tan fundamental como esta autobiografía científica de Cajal.Anteriormente habían intervenido José Luis Asenjo, presidente de la Asociación Cultural Hispano-Norteamericana, en cuyos locales se celebró la presentación; José Vergara, presidente de Alianza Editorial, que se ha encargado de preparar esta tercera edición de la obra, y los profesores Fernando Reinoso y Alberto Sols, gracias a cuya preocupación ha sido posible recuperar estas páginas olvidadas.

El profesor Reinoso señaló en su intervención cómo casi el 80% de la ciencia de aquellos años de principios de siglo, que tiene vigencia en nuestros días, proviene de Ramón y Cajal, «cuyas investigaciones permanecen por su fidebilidad y exactitud». «Mis alumnos de la Universidad», señaló el profesor Reinoso, «me llaman Santiago Ramón y Cajal "y cierra España", precisamente por la constancia con que le cito; pero esta devoción por Cajal la aprendí en Alemania viendo cómo le admiraban ».

Alberto Sols, por su parte, llamó la atención de los asistentes sobre la historia de estos recuerdos de Cajal, editados por primera vez en 1917, que incluían una primera parte, publicada en 1901, que se refería sólo a la infancia y juventud del autor, y una segunda parte, que Cajal tituló Historia de mi labor científica.

Para terminar su intervención, Alberto Sols dijo: «Esta reedacción de la autobiografía científica de Cajal se publica mientras la ciencia en España está en profunda crisis. El interés del apoyo a la investigación de nuestra sociedad, en general, y nuestros gobernantes, en particular, está bajando tanto que nos estamos acercando al punto de partida de Cajal, que inició sus investigaciones, hace justo cien años, comprándose él mismo su microscopio y sus reactivos».

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