Leopoldo Calvo Sotelo reafirmó el planteamiento derechista de su programa de gobierno
Los grupos menores del Congreso de los Diputados objetaron ayer, desde distintas perspectivas, la candidatura de Leopoldo Calvo Sotelo para la Presidencia del Gobierno, quedando para hoy el plato fuerte de las intervenciones de los grupos mayores socialista y comunista y UCD. La votación está fijada para las 19.30 horas. El aspirante a la Presidencia, que no disimuló el signo derechista de su programa -ni siquiera quiso marcar las distancias con Fraga, a quien no contestó- sólo alteró su solemne sosiego cuando Juan María Bandrés, en medio de un gran abucheo centrista, le situó hipotéticamente entre los torturadores, y cuando refutó el homenaje de Blas Piñar a su apellidó. La intervención más contundente contra Calvo Sotelo fue la del socialista vasco Carlos Solchaga.
Calvo Sotelo acudió ayer al debate pertrechado; a su izquierda, con una cartera conteniendo abundante documentación, que situó en el escaño que habitualmente ocupa como vicepresidente segundo, junto al teniente general Gutiérrez Mellado, y a su derecha, por la presencia próxima y activa del ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, que con frecuencia le asesoró. Pérez-Llorca señaló a EL PAÍS en un descanso del debate que no sólo él, sino otros miembros del Gobierno -señaló concretamente al ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez-, apuntaron también al candidato.Junto a Pérez-Llorca, otro de los puntales del próximo Gobierno Calvo Sotelo parece ser, según las estimaciones más solventes, el actual ministro adjunto a la Presidencia, Pío Cabanillas. En todo caso, sólo un miembro del actual Gobierno en funciones recibió ayer un respaldo a su política, en respuesta a la pregunta del socialista Carlos Solchaga sobre la continuidad de la política autonómica. Este hombre fue Rodolfo Martín Villa, hombre clave dentro del aparato centrista y con importante peso en el único grupo parlamentario con el que por el momento cuenta el candidato: el centrista.
Difícil la mayoría simple
El debate de ayer aseguró la falta de votos suficientes para obtener la investidura por mayoría absoluta - 176 votos-, pero la atención se centra ahora en las posibilidades de que Calvo Sotelo pueda obtener el lunes próximo su investidura por mayoría simple, ya que el anuncio de votos negativos era ayer superior a los 160 y bastaría la fuga o la ausencia de una decena de diputados centristas -los socialdemócratas son más- para que no prosperara la candidatura de Calvo Sotelo en la segunda vuelta. El protagonismo de Francisco Fernández Ordóñez se acentúa ante esta situación, y en círculos centristas se asegura que la falta de referencias concretas de Calvo Sotelo a las leyes del divorcio y de autonomía universitaria, a pesar de los insistentes requerimientos de los diputados; tanto de la izquierda como de la derecha, puede guardar la clave de un acuerdo con el actual ministro de Justicia para mantener al menos el proyecto de ley de Divorcio. en su regulación actual. Un dato desmintió ayer, sin embargo, esta posibilidad. En un momento dado, Calvo Sotelo se refirió, respecto al desarrollo legislativo pendiente, a su respeto al grupo parlamentario y a la soberanía del Congreso de los Diputados, lo que implícitamente puede interpretarse como una disposición del candidato a reformar el proyecto de ley citado, si éste es el deseo del grupo centrista o el de la Cámara.
En principio, los 121 votos socialistas, como los veintitrés comunistas, los siete del PNV, los cuatro andalucistas y los mixtos Pi Suñer, Piñar, Bandrés, Sagáseta y García Pérez, suman 160 votos negativos. La diferencia de cinco votos favorables a Calvo Sotelo -el Grupo Parlamentario Centrista cuenta con 165, y los demás han anunciado la abstención- significa una escasa distancia entre la obtención de la Presidencia del Gobierno, incluso por el procedimiento fácil de la mayoría simple. En todo caso hay que tener en cuenta que el PNV ha anunciado su voto negativo para la votación de hoy. En caso de cambiar a la abstención o al voto afirmativo para el lunes, y de mantenerse las restantes intenciones de voto, Calvo Sotelo podría superar con alguna facilidad mayor el difícil trance de su investidura.
El ataque Fraga y la tibieza nacionalista
De entre los grupos con cierta consistencia numérica y afines políticamente al candidato, sólo el portavoz de Coalición Democrática, Manuel Fraga, se empleó a fondo contra Calvo Sotelo, a quien no perdonó arriesgarse a gobernar en minoría mayoritaria y no atreverse a dar el golpe de timón necesario hacia la derecha. La ocasión espléndida para Calvo Sotelo de distanciarse de CD y afirmarse como opción de centro no fue aprovechada tal vez porque se conformó con dejar flotando sobre el hemiciclo el aire todavía más derechista con que intervino Manuel Fraga.
Por su parte, las minorías nacionalistas no se emplearon a fondo contra el candidato a la Presidencia del Gobierno, Marcos Vizcaya, por el PNV, se limitó a formular preguntas sobre la estabilidad del posible Gobierno Calvo Sotelo y sobre el mantenimiento de la política autonómica. Aunque anticipó que no le daría sus votos, no descartó ofrecérselos en el futuro, sobre todo si el problema navarro se encarrila a gusto de los vascos. Mayor oposición pareció asumir el portavoz de la Minoría Catalana, Miguel Roca, quien refutó las referencias a «vergonzosos mercadeos» que parecían dirigidas a unas palabras recientes del ministro de Administración Territorial, Rodolfo Martín Villa.
Tanto los nacionalistas como Coalición Democrática ofrecieron para el futuro, cada uno en su especialidad, posibles apoyos a la minoría centrista en los sucesivos apuros que los próximos meses le depararán seguramente. La intervención más explosiva, interpretada por Fernando Sagaseta, no mereció respuesta alguna de Calvo Sotelo.
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